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La Tienda del pan y las comidas caseras de Antonio y su familia

Antonio junto a sus hijas tras el mostrador de este establecimiento ubicado en la calle Setenil. // CharryTV

Llevan más de 20 años trabajando casi sin descanso con el objetivo de ofrecer los mejores productos a sus clientes

Paloma González

Antonio Ruiz es el patriarca de la familia y, como tal, sigue siendo el motor de La Tienda, un establecimiento rondeño ubicado en el número 24 de la calle Setenil. Podría estar jubilado, pero no intención de quedarse en casa. “Esto me da vida. Yo ya tengo mi edad y podría haberlo hecho hace ya mucho tiempo, pero aquí estoy. Creo que no le hago mal a nadie y encima les echo una mano a mis hijas. Yo soy feliz así”, afirma.

Antonio llevaba mucho tiempo trabajando de comercial cuando decidió abrir el negocio. De hecho, fueron sus hijas las que le animaron a buscar otro trabajo que no le obligara a trabajar tanto.

“Eso me hizo pensar y se dio la circunstancia de que estaba disponible este local. Empezamos distribuyendo y vendiendo en la tienda pan congelado. Fuimos los primeros en Ronda”, recuerda. De eso han pasado ya 23 años y tanto los productos como los servicios se han ido ampliando. De hecho, fue hace nos trece años, después de una reforma, cuando comenzaron a vender comida casera para llevar.

“Las comidas nos han hecho avanzar muchísimo. Empezamos simplemente con empanadas, que siguen siendo un éxito. Ahora ofrecer cada semana un menú muy variado con platos tradicionales de chuchara, platos fríos, carnes en salsa o pasta. También hacemos canapés y atendemos encargos para eventos como cumpleaños o este tipo de celebraciones”, explica Maite, su actual propietaria.

Antonio no piensa marcharse, pero sí ha traspasado el testigo de la responsabilidad a su hija. Ella comenzó en La Tienda cuando apenas tenía 20 años. Maite recuerda que en los comienzas abrían todos los días de la semana, incluidos festivos y fines de semana, en horario de mañana y tarde. “Imagínate para una niña de esa edad, las luchas y los llantos con mis padres”, bromea. Ella tiene otra visión y explica que la pandemia le sirvió para valorar aún más la importancia de descansar y tener tiempo libre:

“Ya no tenemos los mismos horarios y estoy segura de que en el futuro no seré como él porque somos generaciones muy distintas. De hecho, yo me estoy trabajando y psicológicamente preparando para desconectar cuando llegue el momento”.

Eso sí, Maite está muy satisfecha de la trayectoria del negocio familiar y espera poder retirarse en La Tienda. “Tenemos clientes fijos desde que abrimos, pero también se acercan turistas y, sorprendentemente, mucha gente joven. Vendemos muchos bocadillos a los niños para el colegio y comidas tanto a personas mayores como a trabajadores que apenas tienen tiempo de cocinar”.

También Antonio se muestra muy orgulloso: “La gente se ve que nos quiere y nosotros a ellos, así que estoy contento. Le di trabajo a mi hija cuando la cosa estaba muy complicada. Ahora están todas aquí. Si pudiera volver a atrás, volvería a hacerlo casi seguro”.