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El uso de petardos provoca el atropello de Canela el día de Nochevieja

El perro Choco desapareció la mañana del 31 de diciembre, cuando huyó asustado por el ruido de unos petardos. // Protectora RAU

Los propietarios del animal, una perra de unos cuatro años de edad, denunciaron su desaparición a la protectora RAU y horas más tarde supieron del fatal accidente

María José García

El pasado 31 de diciembre por la mañana los dueños de Canela, una perra de raza cruzada (ratonero-bodeguero andaluz con perro de agua) de unos cuatro años de edad, denunciaron la desaparición de su mascota en las inmediaciones de la Cruz de San Jorge, por lo que trasladaron el mensaje a la protectora de animales RAU. 

Desgraciadamente, horas más tarde de dar el aviso, conocieron a través de la Policía Local que el animal, asustado por el ruido de unos petardos en su huida del domicilio, había sido atropellado. 

“Yo misma subí la publicación en RAU de que este animalito se había perdido, con la mala suerte de que por la tarde recibimos otro aviso de la Policía de que había una perra muerto atropellado en la calzada. Pasaron mis compañeras el chip y, efectivamente, era la pobre Canela. Es un plan de todos los años”, lamenta Belén Brik, una de las voluntarias de la asociación protectora.

Brik, ha aprovechado este accidente para reclamar un uso responsable de la pirotecnia, que además de provocar episodios de estrés en los animales, puede afectar a personas con trastornos del espectro autista o ancianos entre otros.

“Los animales tienen una sensibilidad auditiva cuatro veces mayor que la nuestra. Para nosotros solo es un sonido, pero para ellos es una amenaza y huyen, tienden a esconderse, ataques de pánico, infartos, tienen ansiedad por la que los mismos animales no quieren volver a salir a la calle en semanas…”, recuerda la voluntaria, quien incide en que el uso de la pirotécnica implica un riesgo importante de lesiones para el usuario.

Brik asegura que estas semanas las voluntarias de RAU están “desbordadas” por el aluvión de avisos y llamadas que reciben por el abandono de perros y gatos, al tiempo que denuncia que por estas fechas crece la demanda de cachorros que son entregados como regalos de Navidad, una concepción errónea a su juicio.