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El presentador de informativos que nunca usó un teleprónter

Nacho Garay, durante una retransmisión en directo con CharryTV // Maribel Chito

Nacho Garay, durante una retransmisión en directo con CharryTV // Maribel Chito

Artículo de opinión de Manolo Guerrero tras el fallecimiento de Nacho Garay

02 Dec 2019 - 20:04 // Charry TV Noticias

Manolo Guerrero

El mismo viernes por la mañana, unas horas antes de que todos conociésemos la triste noticia de su pérdida, Facebook me recordó una de las pocas fotos que conservo con Nacho. Era una imagen con parte de la prensa local en noviembre de 2011, cuando la Copa del Mundo, en su tour por todo el país después del gol de Iniesta a Holanda en Johannesburgo, llegó también a Ronda. 

Ese recuerdo me llevó a pensar que llevaba un tiempo sin verlo y que las últimas noticias que me habían llegado sobre su estado de salud no eran precisamente buenas. Lo cierto es que Nacho no se fue el viernes, ya llevaba unos largos meses ausente, apartado de la calle, del día a día que era su motor de vida, de estar en el centro de la noticia y en lo que no salía en un informativo, pero también pasaba. 

Nacho fue mi referente y la persona que más me ayudó en mis inicios en el periodismo, un mundo que resultó ser más complicado de lo que yo creía por todo lo que se mueve en el subsuelo, al contrario de lo que pensaba al regresar a Ronda un jovencito imberbe con muchas horas en facultades y poca práctica profesional.

No se dedicó a enseñarme cómo hablar delante de un micrófono, sino que me transmitió valores y fue en cientos de ocasiones el brazo amigo que necesitaba para escucharme y aconsejarme. Me hizo ver que lo más bonito de esta profesión no era ser jefe, ni ganar más pasta, sino la integridad y no deber favores que, antes o después, en una carrera de fondo como es esta profesión, se pagan.

Nacho me conocía como poca gente. Por eso cuando llegaba una tarde a la tele (aún cuando ya no trabajaba con nosotros venía a vernos muy a menudo), con solo mirarme a la cara sabía mi estado de ánimo. Y cuando tenía un día malo, me encantaba tomarme un café con él. Me daba confianza. Porque siempre tenía sentido lo que planteaba, porque lo hacía desde el cariño y la amistad y porque me gusta la gente que dedica parte de su tiempo a los demás sin esperar nada a cambio. 

Con la tecnología era un auténtico desastre. Nunca usó un teleprónter para presentar un informativo, por muchos temas que hubiera trabajado ese día. Pero es que no lo necesitaba. Tenía una memoria y una capacidad para salvar situaciones comprometidas que no le he visto a nadie. No tenía perfil en ninguna red social. En la tele tampoco usaba ordenadores. Luego, en su época en La Voz de Ronda, cuando ya no le quedaba otra, escribía con dos dedos. "No puedes ser más ortopédico, Nachi", le decía mientras respondía con una sonrisa como diciendo: "a estas alturas, ¿qué quieres?". 

Mi amigo Nacho no era perfecto. Y desde que era un adolescente pensé que, quizás corrigiendo algunos hábitos y siendo más ordenado, habría llegado donde le hubiese dado la gana en nuestra profesión. Era un periodista todoterreno, capaz de entrevistar a un niño en un colegio y a la vez provocar sudores fríos en un alto cargo político de Málaga, Sevilla o Madrid que pensaba que venía a Ronda de paseo. 

Ahora, creo que Nacho llegó donde quiso, que fue un maestro para muchos de nosotros y, sobre todo, que era una buena persona. Alguien que nos ha marcado y del que nos acordaremos durante mucho tiempo. Descansa en paz, amigo. 

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