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El carácter legionario. Alma y Humanidad

El entonces capitán José Pérez Recena, durante un despliegue en Bosnia en 1993 // Manuel Guerrero

El entonces capitán José Pérez Recena, durante un despliegue en Bosnia en 1993 // Manuel Guerrero

Artículo de opinión de Manuel Guerrero Yuste

01 Mar 2024 - 16:04 // Charry TV Noticias

Manuel Guerrero

Bosnia. Navidad de mil novecientos noventa y dos. Agrupación Málaga. Los niños croatas, y menos aún los bosnio-musulmanes, saben quiénes son los Reyes Magos. De repente, y como apuntaba el General Zorzo a un conocido medio de comunicación, entre bombas y avatares de la guerra, aparecen unos soldados españoles, a los que llaman legionarios, que empiezan a repartir juguetes y regalos. Meses más tarde, un oficial legionario, arrodillado, trata de convencer a una anciana para que evacue una zona de máximo peligro en la ciudad de Mostar. Sensaciones encontradas e imagen icónica del paso de nuestros legionarios por los Balcanes.

Treinta años más tarde, legionarios patrullando la frontera entre Israel y Líbano detienen sus blindados y se paran para tomar un café con una familia libanesa. El día que regresan a España, todo el sur del Líbano llora. La Legión regresa a España y un hondo vacío emerge en los corazones de la población civil, sin distinción alguna de etnia o religión.

Entre ambas historias han pasado más treinta años, y desde entonces La Legión ha estado presente en numerosas operaciones y zonas de conflicto, y en todas ellas, ha dejado su inolvidable huella humana. En Kosovo, el Congo y Mali; o las indomables e inhóspitas Afganistán e Irak, son innumerables las anécdotas e historias del buen que hacer de nuestros legionarios. No existe una sola zona de operaciones en la que no se hable de como las Damas y Caballeros Legionarios se ganaron el afecto de la población; que no se hable de su gran corazón; y que no se eche de menos a esos hombres y mujeres vestidos con una verde camisa abierta.

En todas ellas, el carácter legionario, único y sin igual, ha dejado su impronta y su imborrable huella. Pero, ¿Qué es lo que hace que nuestras Damas y Caballeros Legionarios se entreguen a la población de tan altruista manera…? ¿Qué hace tan especial a La Legión para dejar presente su imborrable huella allá por donde pasa…?

Origen y causa: Romanticismo Legionario.
Millán Astray hablaba de los primeros legionarios como los luchadores de la vida, los aventureros, los soñadores, los esperanzados y los desesperados. Todos esos románticos de la vida que se alistaban por la complejidad humana, por las pasiones y las necesidades, los vicios, el desarraigo social, la sed de gloria y el afán de vivir o el deseo de morir. En definitiva, hombres que buscaban un motivo o una salida romántica al propio desempeño de sus vidas, y que tras bucear donde sustentarse, no encontraban nada. Simplemente la idea fulminante de buscar una nueva vida, basada en el ideal romántico de la entrega y el amor al prójimo.

El legionario tiene, por tanto, un origen sentimental, generoso y soñador. Son romanticismo puro y duro. Sentimientos que se cimientan sobre un sólido espíritu de cuerpo, de unión y hermandad, que se trenzan a través de esas doce sentencias inmutables que son su Credo.

La oración legionaria: El Credo de La Legión.
Doce sentencias inmutables que nuestro fundador estableció como la base espiritual de La Legión, su médula y nervio, su alma y rito de ella. Escrito en un momento de exaltación y entusiasmo, incluso de fe, como diría Millán Astray. Es pura religión y oración para recordar que el romanticismo legionario, se sustenta sobre la base de puro sentimiento e instinto.

Entre sus doce espíritus se puede leer el de “amistad”, de juramento entre cada dos hombres; que marca el camino para aliviar las fatigas de la dura en campaña; ese sentimiento de unión entre dos personas; pacto entre iguales para hacer común beneficio, que asegura ayuda en todos los casos y anula el egoísmo individual. Sentimiento generoso, romántico en su concepción, y altruista en su determinación.

El camino de los caballeros sustentado por cuatro paradas donde mirarse cada día espejo y preguntase si andamos la senda y camino correcto. Rendirás culto al honor, culto al valor, culto a la cortesía y culto a la patria. Culto a la cortesía… Es aquí donde vuelve a aparecer: el carácter del legionario. Culto a la cortesía que sustenta los actos y maneras de nuestros hombres y mujeres, rigiéndose siempre con la exquisitez de los caballeros españoles. Dulces en el trato y siempre afables; galantes y respetuosos con todos.

Hombres y mujeres que hacen gala de una cortesía impropia de nuestros tiempos. Demostración que demuestra atención, respeto y afecto por nuestros semejantes. Como bien decía uno de nuestros ilustres soldados de los Viejos Tercios, el gran Calderón, garantes del buen trato, la verdad, la fineza, la humildad y la obediencia.

Una oración legionaria, nuestro Credo, que contiene explícitamente una norma de conducta sustentada sobre conceptos como la cortesía y el buen trato. Empatía y sentimiento de natural de conducta que emana de nuestros legionarios, de manera espontánea y además con alegría.

La alegría legionaria.
La alegría es esa emoción que causa la sensación de satisfacción y gozo que se experimenta antes o después de un determinado logro; y que se manifiesta con un buen estado de ánimo. El Fundador dejó escrita evidencia que los legionarios son como niños que ríen y alborotan: “son características su alegría y su buen humor. Cantan y bailan cuando van al combate. A la ida, y a la vuelta. Siempre cantan”.

Es bien sabido que las personas alegres, por lo general, saben reconocer mejor qué cosas les motivan y les hacen sentir bien, siendo capaces de luchar por ellas y conseguirlas. A la postre, la alegría confiere a su usuario una natural tendencia a soluciones problemas, y a afrontar la vida cotidiana y sus retos con optimismo.

Las personas alegres presentan características con un mismo denominador común sustentado por cualidades como quererse a sí mismos, al querer a otros, al tratarlos siempre con cariño, ser soñador, agradecidos y proactivos con otras personas.

El legionario y su alegría se caracterizan por la manera en la que afrontan la vida, pese a la adversidad o la naturaleza del reto a afrontar, centrándose en otros, antes que en sí mismo. Solucionando los problemas de sus semejantes, con prestancia y alegría, queriéndose a sí mismos y queriendo a otros antes que a ellos mismos. O lo que es lo mismo, el legionario es un ser naturalmente fraternal.

La fraternidad.
El legionario de hoy, como el legionario de entonces, siente que la fraternidad es consustancial a La Legión, por que como decía Millán Astray, ésta hace hermanos a hombres de las más diversas condiciones. Para aquella incipiente Legión de 1920, llamada entonces Tercio de Extranjeros, esta fraternidad era primero del mundo y luego de España. Hoy día, más de cien años después, nuestras Damas y Caballeros Legionarios entienden a la perfección el sentido de dichas palabras.

Amistad y efecto entre iguales, entre hermanos y semejantes, que se tratan como iguales. Amor recíproco entre legionario y población, establecido en la tendencia que conduce a la Dama y Caballero Legionario a hacer para los demás lo que él quisiera que sus semejantes hicieran para él.

Sin listas negras, sin planes, sin líneas fronterizas. El Legionario busca entrar en el corazón de su semejante. Guerreros con un corazón inmenso, donde realmente, cabe todo el mundo.

El legionario: Carácter humanamente humano.
¿Por qué nuestras Damas y Caballeros Legionarios dejan una imborrable huella allí donde van….? ¿Qué les hace tan especiales…? Parece claro, que ya desde sus inicios, los primeros legionarios destacaban por su mística romántica. Sabedores de su finitud, y ante la imposibilidad de cambiar el devenir de la vida; fueron muchos los que optaron por alistarse a La Legión. Legión de sueños y quimeras, para realmente ser lo que cada uno quiera.

Este maravilloso cóctel, aderezado con el ímpeto y momento de los espíritus del Credo, siempre marcado por el camino de los caballeros, no hizo sino afianzar ese carácter afable y extrovertido, sustentado en la buena costumbre de la cortesía militar.

Cortesía militar innata que emana de la propia alegría legionaria, y de las ganas de vivir de sus Damas y Caballeros Legionarios. Alegría que les hace sensible a los problemas de sus semejantes, optando siempre a entregarse al máximo, empatía sublime de su conducta basada en la más tierna y sincera fraternidad.

Legionarios que practican la fraternidad llegando a los corazones de aquellos a los que sirven o simplemente protegen.

¿Cómo no rendirse ante tal ejercicio de cortesía y entrega…? Patrimonio invencible y enseñanza de nuestro Credo. Legionarios de España, origen, cortesía, alegría y fraternidad. Cuatro pilares de carácter encerrados en vuestra máxima expresión de comportamiento. No cambiéis nunca. Más de cien años de vida os contemplan. Más de cien años de alma y humanidad os esperan.

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