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Bar Andaluz, referente del buen pescado y del marisco en Ronda

Francisco Javier Lara lleva media vida en este establecimiento de la barriada de San Rafael. // CharryTV

Javi mantiene el negocio familiar con la misma ilusión y ofreciendo la misma calidad con la que comenzó su hermano Antonio en 1982

Paloma González

Hace más de 40 años, Antonio Lara decidió hacerse cargo del Bar Andaluz, un establecimiento ubicado en la calle Andrés Aguilar Gracián de la barriada de San Rafael.

“Mi hermano era un buen profesional de la hostelería y aquí seguimos, intentando estar a la altura y hacer las cosas lo mejor posible. Yo empecé a trabajar con él con 13 años y tengo 56. Esta ha sido toda mi vida”, asegura Francisco Javier Lara.

Javi, que así es como le llaman sus clientes, decidió tomar las riendas y mantener el negocio cuando su hermano falleció con sólo 33 años.

“Aquí tienes para escribir muchos libros de la de cosas que se han vivido. En lo personal, después del fallecimiento de mi hermano sí tuvimos una racha complicada, en la que no cerramos ningún día durante mucho tiempo para intentar mantener la clientela. No fue fácil, pero un día el bar estaba completamente lleno y me emocioné tanto que salí a la calle, miré al cielo y se lo dediqué a él”.

Javi presume del cariño y la fidelidad de sus clientes, muchos de ellos procedentes de otros pueblos de la Serranía de Ronda que vienen expresamente a por su pescado y marisco, donde destacan, entre otros muchos productos, el boquerón en limón, las almejas y el pulpo a la gallega. “Además, puedo decir sin faltar a la verdad que mi cerveza está bien fría”.

“Se come de escándalo y es muy acogedor. El dueño es maravilloso. Yo soy colombiana y a todos los que vienen acá de mi país les recomiendo que pasen por aquí”, asegura una de las clientas habituales.

Javi reconoce que el coste que supone llevar un establecimiento especializado en pescado y marisco es elevado, pero se niega a reflejarlo en el precio final del plato. “La materia prima está disparada, pero no quiero abusar con los precios porque conozco a todos mis clientes. La gran mayoría son personas honradas, trabajadoras humildes y no quiero hacer una gran subida. Prefiero mantener la calidad y aguantar. Esperemos que la cosa cambie”.

El local en sí no es muy grande. Tiene capacidad para una treintena de personas y cuenta con varias mesas más en la puerta. La decoración tampoco ha cambiado mucho, aunque lo que más destaca es el escudo del Real Betis Balompié. “Es que somos muy béticos. Lo llevo hasta en la camisa, cerquita del corazón”, bromea.

Respecto al futuro, se muestra optimista a pesar del cansancio “No me veo con 67 años aquí porque los años pesan y voy a tener de sobra cotizado para jubilarme antes, pero me siento muy activo. Gracias a Dios, tengo una mujer espectacular que me ha apoyado y ha entendido los problemas y el ritmo de vida que conlleva un bar. Incluso ha estado mucho tiempo en la cocina. Si no fuera por mi familia, esto ya estaría cerrado”.

Sus niñas se han criado en el bar. Una de ellas, Andrea, recuerda cómo se quedaba dormida encima del congelador cuando era pequeña. Ella sigue echándole mano de vez en cuando.

“Estamos muy agradecidas porque mi padre ha sacrificado su vida en este bar para podernos dar todo lo que ahora tenemos. Nos ha hecho falta su presencia en algunos momentos, pero estamos muy orgullosas de él”, afirma.