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“Es el recuerdo de una pesadilla que nunca olvidaré”

Imagen de diapositiva tomada por Juan Terroba el día del incendio // Juan Terroba

Imagen de diapositiva tomada por Juan Terroba el día del incendio // Juan Terroba

El 7 de agosto de 1991, un impresionante fuego calcinó una parte importante de la Sierra de las Nieves. El rondeño Juan Terroba fue testigo d­­­el desastre.

13 Aug 2021 - 10:45 // Charry TV Noticias

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Juan Terroba en el plató de Charry TV // CharryTV
Juan Terroba en el plató de Charry TV // CharryTV

Paloma González

El pasado 7 de agosto se cumplieron 30 años del impresionante incendio que calcinó en torno a 15.000 hectáreas del hoy Parque Nacional Sierra de las Nieves, según apunta la Asociación Silvema. Las llamas se originaron en torno a las 14:30 horas en la zona conocida como la Fuenfría. Un par de horas más tarde, un helicóptero de extinción cayó sobre una zona cercana al origen de las llamas provocando un nuevo foco.

Hicieron falta casi cuatro días de intenso trabajo para declarar su extinción y la participación de más de un centenar de personas, entre efectivos de seguridad, bomberos y voluntarios. El ecologista Juan Terroba, que en aquella época formaba parte del cuerpo de la Policía Local de Ronda, fue testigo del desastre. Con él hemos recordado cómo se vivieron aquellos momentos y cuáles fueron las causas del incendio.

¿Dónde estaba usted cuando se originó el incendio?

Estábamos un grupo de voluntarios y amigos trabajando en la extinción de otro incendio en la zona de la Sijuela, junto al Tajo del Abanico. De repente, por la radio de los agentes forestales escuchamos el aviso y vimos una columna de humo por la Sierra de las Nieves. Terminamos de apagar el fuego aquí, que también quemó unas 50 hectáreas de encinar, y nos dirigimos rápidamente a la sierra.

Recogía la prensa de la época que hubo un gran despliegue humano.

Desde luego. Colaboraron muchas personas entre bomberos, policías, agentes de la Guardia Civil, ecologistas y voluntarios, además de otras personas que preparaban bocadillos o recogían suministros. La verdad es que hubo un esfuerzo de colaboración y compromiso importante. También del propio Ayuntamiento de Ronda, que se volcó con las labores de extinción sin que le afectara en su término municipal.

¿Y qué nos puede contar del accidente de un helicóptero?

Aquello fue una desgracia lamentable que cambió el curso del incendio. El primer helicóptero que acudió a las labores de extinción tuvo un accidente y cayó cerca del foco, provocando otro incendio. Afortunadamente no hubo que lamentar pérdidas humanas pero ese incidente desbarató todos los planes.

En cualquier caso, aquel incendio sirvió para cambiar muchas cosas.

Desde luego que sí porque puso en evidencia la falta ­­­de medios para la extinción y la prevención. Pero también puso de manifiesto unas prácticas ilegales, o inmorales, muy comunes entonces asociadas a la subcontratación de los trabajos forestales. Porque, además, era muy descarado.
En este caso concreto de la Sierra de las Nieves lo que ocurrió es que la Junta subcontrató unos trabajos de cortafuegos a una empresa. Y ésta, a su vez, encargó la actuación a la Cooperativa de Trabajadores Forestales de El Burgo. Esta gente hacía los trabajos por menos del 50% de la cantidad que había presupuestado el Gobierno andaluz, de manera que no se hacían con todo el cuidado que deberían.
De hecho, fue Silvema la que demostró que aquella fue la causa del incendio forestal: trabajos de cortafuegos un 7 de agosto, cuando se deberían hacer en invierno, con una sucesivas contrataciones que la Junta de Andalucía permitía.

Pero el Gobierno andaluz nunca aceptó esta versión. De hecho, el entonces delegado provincial de la Consejería de Agricultura, Francisco Aracil, declaró en su momento que no había indicios de intencionalidad.
Es cierto que nunca llegó a reconocerla porque, indirectamente, la implicaba como parte responsable. Pero eso se demostró con datos, fechas, contratos y todo tipo de detalle. Además, participó en la investigación el propio presidente de la Junta Rectora del Parque Natural, que era Julián de Zulueta, una persona íntegra y formal. Todo esto se denunció y claro, a Julián le costó el puesto y a mí trataron de buscarme las cosquillas por otro lado.

Al menos el Gobierno autonómico sí que comenzó a poner más recursos económicos para las labores de extinción.
El inicio de la década de los 90 fue especialmente desastroso para la Serranía de Ronda. En aquellas fechas hubo otro incendio en la Sierra de Grazalema, en el que murieron cinco trabajadores forestales de una misma cuadrilla. También en Monda murió otro trabajador. Igualmente, en Sierra Bermeja una máquina comenzó a arder mientras realizaba trabajos en una fecha inadecuada… Todo esto sirvió para que la Comunidad Europea diera un tirón de orejas a la Junta de Andalucía, que acabó modificando e incrementado el dispositivo de prevención y de extinción de incendios. Aunque hay temas mejorables, yo creo se notó y que podemos sentirnos relativamente satisfechos con el dispositivo que tenemos ahora.

¿Qué sintió cuando volvió a subir a aquella zona después del incendio?
El panorama era desolador en todos los sentidos. Desde el punto de vista visual, aquello era un territorio inmenso absolutamente gris. El olor era a monte quemado, a animales calcinados (cabras, cerdos, ovejas, etc.). Pero bueno, se han recuperado algunas cosas. Otras se han perdido para siempre. La verdad es que la naturaleza, si la dejamos, tiene un poder de regeneración importante. Por ejemplo, el pino salió favorecido de los incendios. En cambio para el pinsapo los incendios son nefastos. También hubo problemas importantes de erosión con materiales que acabaron en pantanos y ríos de la zona.

Aquella fue una muy mala época pero la historia se puede volver a repetir.

Sin duda. Y, además, empeorando por el cambio climático. Las imágenes que estamos viendo tanto en el Mediterráneo como en Estado Unidos, o las lluvias torrenciales en Alemania nos están avisando que vamos hacia un precipicio. En el caso de los incendios forestales, todo parece indicar que en los próximos años nos vamos a enfrentar a grandes fuegos por varias razones: el aumento de la temperatura, la falta de precipitaciones y el abandono de la ganadería extensiva en el medio rural. Además aquí se cumple la regla del 30/30/30. Esto es, temperaturas de más de 30 grados, rachas de viento que superen los 30 km/h y una humedad relativa menor del 30 por ciento. Estas condiciones son cada vez más frecuentes en nuestro territorio en verano y en otras épocas del año.

Comentarios

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Juanjo
En ese incendio participamos legionarios del IV TERCIO ...,YO SERVIA EN LA BOEL
16 Aug 2022 - 13:10
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