Colaboradores

Hasta siempre, Paqui

Paqui Valiente fue Cartera Real en la Navidad de 2016 // CharryTV

Artículo de opinión de Manolo Guerrero

Manolo Guerrero

Hay quien se marcha sin hacer mucho ruido, pero no por ello es menos importante. Hace unos días nos dejó Paqui Valiente, una de esas personas que nos marcan a quienes tuvimos el inmenso privilegio de conocerla.

Paqui era una mujer alegre, sencilla, cercana, currante, humilde, bondadosa y dedicada a los suyos. Paqui era una mujer de bandera. Durante muchos años trabajó en la residencia Parra Grossi, donde sembró rápidamente el cariño y aprecio de sus compañeros y de los residentes. 

Recuerdo cuando en la Navidad de 2016 tuve la suerte de ser nombrado Rey Mago en Ronda. Ella era la Cartera Real y habíamos tratado solo de manera esporádica. Tengo a un buen amigo que compartía horas de trabajo con ella. "Que suerte tienes de que Paqui sea tu compañera", me dijo. 

No se equivocó. Durante aquellas fiestas navideñas compartimos momentos mágicos, de los que quedan grabados a fuego. Jamás olvidaré su trato hacia niños y mayores, su sonrisa eterna, su empatía y su calidez. He conocido a pocas personas capaces de congeniar tan bien y con tanta naturalidad con todo el mundo.

Paqui no era una trabajora más, Paqui sentía lo que hacía. Tampoco actuaba con artificio, sino con la naturalidad de las personas buenas que son capaces de ponerse en la piel del que tienen delante y buscar lo mejor para ellos. Por eso la adoraban.

También guardo como recuerdo su cara cuando los Reyes y la Cartera Real llegamos a la Ciudad Deportiva en helicóptero, ante cientos de niños. Su asombro al ver el Puente Nuevo desde arriba y el recibimiento que nos tenían preparado. Y su manera de dirigirse a los pequeños que, con brillo en los ojos, le contaban lo que le habían pedido a los Reyes Magos. 

Hace unos meses le diagnosticaron una enfermedad que por desgracia no ha logrado superar. Pero hasta el último día mantuvo su alegría, sus ganas de vivir y el amor que sentía hacia su marido, Domingo y sus dos hijas, Nieves y Pilar. 

Una de las últimas veces que hablé con ella fue en diciembre con motivo del premio extraordinario de fin de grado que había recibido Pilar, su hija menor, como mejor estudiante en dos grados universitarios en la Universidad Rey Juan Carlos. No podía estar más orgullosa. 

Querida Paqui, ha sido un auténtico honor que la vida te pusiera en mi camino y dejas una huella imborrable en tu ciudad y entre todos los que te conocíamos y te apreciábamos. Descansa en paz.