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Otra vez nos toca comernos el marrón de los demás

Evolución de los casos de contagio por el COVID-19 en el Área Sanitaria de la Serranía  // Juan Velasco

Evolución de los casos de contagio por el COVID-19 en el Área Sanitaria de la Serranía // Juan Velasco

Artículo de opinión de Manolo Guerrero

09 May 2020 - 01:07 // Charry TV Noticias

Manolo Guerrero

Verano de 2019. Estalla el caso Magrudis y una empresa de Sevilla se convierte en el foco del mayor brote de intoxicación alimentaria de España tras saltar por los aires los límites de contaminación por listeria en varios de sus productos. Aquello terminó con parte de la familia Marín en prisión por homicidio imprudente y un saldo de tres fallecidos, más de 200 afectados y varios abortos provocados por la carne contaminada. 

Magrudis fue la empresa que originó la crisis, pero la gestión política de la listeriosis dejó mucho que desear. Se compartió la responsabilidad ante la aparición de presuntos brotes primero en Benaoján y luego en Paterna de Rivera. Precintaron las fábricas, enviaron a la prensa regional y nacional, estigmatizaron a estos dos pueblos... y al poco tiempo se descubrió que lo de Sevilla nada tenía que ver ni con lo de Incarybe, ni con lo de Sabores de Paterna. Pero absolutamente nada que ver. 

Hablando claro, esparcieron la mierda. A la clase política, a excepción de alcaldes de la zona que se rebelaron ante la injusticia que se estaba cometiendo, no le importó dejar herida de muerte a una industria que en Benaoján (y en otros pueblos de la Serranía) alimenta a 300 familias y que siempre se ha caracterizado por ser un referente en el cumplimiento de los controles sanitarios.

Y gran parte de la prensa de por ahí, sobre todo los que solo vienen a la Serranía a cubrir fallecimientos y casos como éste (alguno hasta haciéndose pasar por policía para dar una primicia rebasando todos los límites éticos de esta profesión), tampoco se interesó en darle la misma fuerza a que se había recuperado la normalidad, a que aquí se hacían las cosas bien, que a un supuesto escándalo que nos dejaba en mal lugar ante los ojos de todo un país. Y que además creaba un efecto rebote que podía llevarse por delante decenas de puestos de trabajo. 

No ha pasado mucho tiempo hasta que nos ha tocado pagar el pato de los demás otra vez que la cosa se ha puesto fea. Vaya por delante que en Ronda y sus pueblos, como en todos lados, no nos libramos de compartir espacio con gente que no cumple las normas, que no piensa en los demás y que se está tomando con mucha irresponsabilidad y falta de madurez una de las situaciones más difíciles que la sociedad española ha vivido en varias décadas.

Pero, varias horas después de la comparecencia del ministro Salvador Illa junto a Fernando Simón y tras algunos tuits del presidente de la Junta, Juanma Moreno y el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, todavía no está claro por qué en Castilla y León, la Comunidad Valenciana o zonas de Cataluña, comarcas o distritos sanitarios han pasado a la fase 1 del plan de desconfinamiento y en Andalucía la decisión se ha tomado por provincias.

Cuesta entender que los criterios del Gobierno central cambien según la comunidad y no quiero pensar que se deba al signo político de quien manda en cada región. Cuesta entender que la Junta pidiese que avanzase a la fase 1 toda Andalucía. Según ha dicho Aguirre "se pretendía el avance homogéneo de todas las provincias", cuando existen ciudades donde no se está reduciendo el número de contagios y en las que los medios de comunicación están mostrando un menor grado de cumplimiento de las medidas que en otros territorios donde, salvo contadas excepciones, la gente sí se lo está tomando en serio. 

El Área Sanitaria de la Serranía cumplía los indicadores para pasar a la fase 1. Ni índices, ni ratios, ni leches. Entre otras cosas porque durante las dos últimas semanas la media no llega a un caso al día y porque también se estaba tomando como referencia una población de 55.000 habitantes y el área de influencia de nuestro distrito abarca a varios miles de ciudadanos más. Y este territorio tiene un balance de la pandemia mucho más positivo que ciudades y pueblos en los que el lunes se abrirán establecimientos que aquí no podrán subir las persianas.

Los datos de Málaga, Granada y Rincón de la Victoria hacían presagiar que en estas ciudades pasaría como en Madrid o Barcelona, pero a nosotros nos han llevado por delante. Otra vez. Y mientras cientos de familias se ven abocadas a la más absoluta de las ruinas y nuestro hospital sigue sin pacientes ingresados por el virus pese a la falta de medios de protección y test que han tenido los profesionales sanitarios desde que empezó todo esto, ahora empezará el partido de frontón de estas ocasiones.

"La culpa es de la Junta". "No, es del Gobierno". Uno por otro y otro por uno. Ellos, con sueldos por las nubes, dietas, coches oficiales y asesores en Twitter. Nosotros, agonizando y viendo cómo en la Serranía de Ronda seguimos sin importarle a los que toman las decisiones importantes y distribuyen los recursos, por lo menos hasta que falten dos semanas para otras elecciones. La historia se repite y otra vez nos toca comernos el marrón de los demás. 

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