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Ronda se rinde ante “El Gran Emigrante” de Manu Sánchez

Manu Sánchez representó a un extraterrestre que aterrizó por error en Ronda y finalmente se queda para conocer las costumbres de los terrícolas. // CharryTV

Manu Sánchez representó a un extraterrestre que aterrizó por error en Ronda y finalmente se queda para conocer las costumbres de los terrícolas. // CharryTV

El cómico sevillano volvió a llenar las localidades del Teatro Vicente Espinel, en dos sesiones, con un espectáculo en el que conjugó humor, música y denuncia social

16 Dec 2019 - 11:58 // Charry TV Noticias

María José García

El cómico sevillano Manu Sánchez volvió a conquistar al público rondeño, el pasado fin de semana, con su nuevo espectáculo, “El Gran Emigrante”, completando las localidades del Teatro Vicente Espinel tanto en la sesión del viernes como en la del sábado.

Sánchez no escatimó en puesta en escena, desarrollando su actuación en lo que simulaba ser una azotea. Cuando se abrió el talón sonó un estruendo y entre las luces y el humo apareció ataviado con una capa brillante y portando una bola de cristal opaco, a la que se dirigía como su asistente Falito. Encarnaba a un extraterrestre con cara de pocos amigos que pretendía viajar a Nueva York y por error acabó aterrizando en Ronda. 

Una vez más, el humorista hizo gala de su conocimiento de los asuntos de actualidad rondeña, comenzando por el mal estado de las conexiones ferroviarias. 

Así, se quejó con ironía de que, en la estación de tren de Ronda, en lugar de trenes había autobuses, y agregó más tarde que había tenido suerte porque su nave espacial no hubiera chocado contra los árboles del Arroyo de las Culebras, porque los habían talado. Sin dejar de mencionar la ansiada autovía y las restricciones de tráfico en el Puente Nuevo, ya inexistentes.

Apeló a la audiencia, llamándoles vagos y flojos, y para corroborar su acusación emprendió un repaso por algunos hitos de la humanidad que refrendaban sus palabras. “Menos derechos humanos y más humanos derechos”, clamaba al tiempo que sacaba un látigo y lo agitaba amenazante. Adaptó la música de “Cabaret”, y cambió su título por “La acabaré” en una canción que ironizaba sobre la esclavitud y la construcción de las pirámides de Egipto. 

Llegó a realizar una analogía entre la geografía y el cuerpo humano, identificando el Mediterráneo como el útero del mundo, y estableciendo nexos tan descabellados como que fue la partida de Colón desde la península la que dio nombre a la colonoscopia. Sin olvidar las constantes referencias escatológicas y subidas de tono que revolvieron a los espectadores en sus butacas provocando sonoras carcajadas.

Sánchez englobó en su intervención asuntos tan dispares como el supremacismo blanco del presidente de EEUU Donald Trump, las contradicciones en la que incurrían algunos villancicos navideños como “Campana sobre campana”, y las bondades de las “papas aliñás” pero eso sí, con melva.

Recurrió a algunos de sus sketches más aplaudidos, como el abusivo suministro de puchero de madres a hijos para remediar cualquier dolencia, las madres que prometen no cenar y terminan rebañando todas las sobras de la nevera o el tópico de que las señoras mayores compiten por ver quién está más enferma.

Aprovechó una vez más para ensalzar su “perfecto andaluz”, así como el carácter andalucista de nuestra ciudad, recordando la letra de “Verde, Blanca y Verde”: “De Ronda vengo lo mío buscando”. El público despidió en pie y aplaudiendo a Sánchez que, gracias a su despliegue de ocurrencias, a buen seguro hizo olvidar a gran parte de la sala sus problemas, durante algo más de hora y media. 

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