El clásico Bar Maestro dice «hasta pronto» tras 75 años de servicio en Ronda

Rafael y su mujer Paqui han decidido tomarse un descanso para repensar el futuro del negocio, por el que han pasado Orson Welles o Hemingway
Rafael y Paqui, gerentes del Bar Maestro, en una imagen tomada en 1996.
Rafael y Paqui, gerentes del Bar Maestro, en una imagen tomada en 1996.

María José García

El próximo 31 de diciembre, mientras muchos de los vecinos de la ciudad ultimarán preparativos de cara a la Nochevieja y la bienvenida a un nuevo año, Rafael Peña cerrará las puertas del Bar Maestro que, tras 75 años, se tomará una importante pausa. Una decisión compleja, en la que han intervenido sentimientos encontrados, pero a la que han llegado Rafael y su mujer Paqui, gerentes del establecimiento, después de muchas cavilaciones.

El negocio comenzaba su andadura en tiempos de posguerra y, desde entonces, se ha forjado una fiel clientela, tanto local como extranjera, a tapas tan típicas de su menú como los “talentos” o sesos rebozados, las gambas aliñadas, los riñones y guisos en los que se saboreaba tradición y buen hacer. “Nos vamos, pero no nos vamos. Vamos a reflexionar”, admite con emoción Peña, que a inicios de 2022 cumpliría 51 años como la tercera generación al frente del mítico bar de la Calle La Bola. Uno de los pocos que durante más de medio siglo ha sido fiel a su espíritu castizo e, indiscutiblemente, auténtico.

La historia viva del Maestro trae a la memoria de Rafael recuerdos como cuando la actriz Florinda Chico visitó el bar. Él la miró intentando adivinar si realmente era ella, y esta se lo confirmó. En sus inicios el escritor Ernest Hemingway y el cineasta Orson Welles pasaron por allí y, con el paso de los años, la hija del director de Ciudadano Kane. También era habitual que el matador Antonio Ordóñez se dejara ver por allí.

A Paqui y a Rafael la despedida les está costando mucho. Dicen que los asiduos les aseguran que les echarán de menos, muchos lo demuestran esperando cada mañana ante la puerta del Maestro a su apertura para desayunar y para ellos la clientela a estas alturas no es tal, sino que, dicen, “son amigos, somos como una familia”.

“Siempre me ha gustado mantener lo nuestro, lo clásico, lo de nuestra ciudad, manteniendo la nostalgia. Porque bares modernos hay todos los que quieras, pero aquí hemos intentado mantener nuestra entidad, que de hecho les gusta a todos los locales y todos los que vienen de cualquier parte del mundo. A todos les encanta encontrarse con un negocio de este tipo y esta conservación”, reconoce Peña.

Esa voluntad se refleja en los platos del Maestro, de cuya cocina Paqui es “el alma”, como cuenta Rafael, mientras que él es el responsable de las bebidas y la barra. “Cafés ponen en todos los sitios, pero la cocina es lo fundamental y ella se ha empleado con mucho cariño, con mucha ilusión y eso es lo que le gusta al público en general. Tapas naturales, nada de falsificaciones, todo hecho al día, el público viene buscando eso. La pregunta de los habituales es: ¿Paqui qué has hecho?”.

Finalmente, Rafael confía en que este no sea un adiós definitivo, y nos dice que, si no da con nadie que tenga la intención de tomar las riendas del bar, es posible que él mismo regrese por pura nostalgia. Por mantener vivo un negocio con gran arraigo entre los rondeños, que une a generaciones y que ha hecho bandera de una buena tradición.

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