El joven rondeño Alejandro Badillo, de 23 años, ha empleado su impresora 3D para elaborar varias máscaras de protección de las que ya hacen uso profesionales sanitarios o miembros de los cuerpos de seguridad, además de sus propios familiares y conocidos, con el objetivo de prevenir posibles contagios por COVID-19.
“La idea de fabricar estas máscaras surgió cuando estuve buscando material de protección para mi familia. No encontraba nada, o todo estaba a un precio desorbitado para los productos que realmente eran. En esta búsqueda me di cuenta de que las máscaras eran misión imposible; pero los materiales que se emplean para fabricarlas y sus filtros sí eran más fáciles de encontrar, y a un precio razonable”, explica Badillo.
Para comenzar a diseñar las máscaras, Alejandro dio con “un modelo 3D que con algunas modificaciones cubrían las necesidades que tenía en mente”, y aparecía con un conector 9m, que permitiría poder cambiar los filtros de la máscara “como si fueran cartuchos, compatibles con filtros comerciales como los 3M o Nasum”.
El joven optó por diseñar estas máscaras con “filtros combinados de carbón activado; ya que, parecían una buena opción, y son bastante efectivos”. “Los materiales son diversos. Para la máscara y el conector de filtros empleo una impresora 3D y filamento PLA, además de goma médica”, añade.
Alejandro detalla cómo es el proceso de fabricación de estas máscaras: “El modelo de la máscara se imprime en una pieza maciza, lo que evita filtraciones de aire; pero aumenta muchísimo el tiempo de impresión. Para los filtros ya son diversos materiales: para las partes de la carcasa empleo la misma impresora 3D en impresión maciza. Para el interior del filtro uso cuatro capas de filtro fino, dos capas de filtro compuesto prensado y una capa de carbón activado granulado”.
Los elementos que componen estas máscaras permiten que estas sean desinfectadas y puedan reutilizarse.
“El proceso y tiempo de fabricación, máscaras y filtros, es largo, de días. Mi impresora 3D es doméstica, así que es un trabajo prácticamente artesanal. Por ahora, su distribución ha sido para familiares o personal con riesgo en su trabajo, sanitarios y agentes del orden. No sé cuántas llevo hechas, al principio era un proceso de ensayo y error; ahora, las hago y las entrego” informa el joven, que se encarga de adquirir el material por su cuenta a través de internet.
Badillo asegura que, mientras tenga material suficiente, continuará diseñando estas máscaras: “Las proporciono como buenamente puedo, ya que mi maquinaria es muy limitada. A quienes más lo necesitan y hasta que el material necesario me lo permita”.




