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La Serranía de Ronda: un rincón con encanto para quedarse

La británica Carolyn Emmet, a la izquierda de la imagen, es montejaqueña de adopción y ha vivido en países como Canadá, Botsuana o Indonesia. // Carolyn Emmet

La británica Carolyn Emmet, a la izquierda de la imagen, es montejaqueña de adopción y ha vivido en países como Canadá, Botsuana o Indonesia. // Carolyn Emmet

Conversamos con extranjeros que en su día vieron en la comarca el lugar ideal para vivir y desarrollar sus proyectos personales

15 Apr 2021 - 16:49 // Charry TV Noticias

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La Serranía de Ronda: un rincón con encanto para quedarse // CharryTV

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Numerosos británicos han decidido venir a vivir a la Serranía de Ronda en las últimas décadas, entre ellos Julie, Carolyn, Heather y Wayne. // CharryTV
Numerosos británicos han decidido venir a vivir a la Serranía de Ronda en las últimas décadas, entre ellos Julie, Carolyn, Heather y Wayne. // CharryTV

Mientras que Paul Bowles y Charlotte Wilmot encontraron en el idioma la principal barrera para integrarse, la francesa Delphin Dubois llegó a Ronda tras más de 20 años viviendo en España. // CharryTV
Mientras que Paul Bowles y Charlotte Wilmot encontraron en el idioma la principal barrera para integrarse, la francesa Delphin Dubois llegó a Ronda tras más de 20 años viviendo en España. // CharryTV

Tanto Paul Whitelock como Karethe Linaae se han servido de su conocimiento en idiomas para realizar trabajos de traducción. // CharryTV
Tanto Paul Whitelock como Karethe Linaae se han servido de su conocimiento en idiomas para realizar trabajos de traducción. // CharryTV

Heather y Wayne han unido su pasión por el ciclismo en su proyecto Hike & Bike The Sierras. // Heather Cooper & Wayne Pickering
Heather y Wayne han unido su pasión por el ciclismo en su proyecto Hike & Bike The Sierras. // Heather Cooper & Wayne Pickering

Cuando en 2018 Julie Wilkinson se convirtió en vecina de la Estación de Cortes acudió a una fiesta hawaiana junto al Río Guadiaro. // Julie Wilkinson
Cuando en 2018 Julie Wilkinson se convirtió en vecina de la Estación de Cortes acudió a una fiesta hawaiana junto al Río Guadiaro. // Julie Wilkinson

María José García

Nuestra cultura y patrimonio, nuestras costumbres, nuestro entorno y un ritmo de vida más pausado fueron algunos de los principales factores que provocaron que, en su día, ciudadanos extranjeros que llegaron a la Serranía de Ronda de visita decidieran asentarse en alguno de sus municipios para desarrollar sus proyectos empresariales y personales.

Aunque en prácticamente cualquier localidad de Andalucía podríamos encontrar estas características, la privilegiada ubicación de la Serranía de Ronda, cerca de la Sierra de las Nieves y a una distancia similar de Málaga, Sevilla y Cádiz, fueron determinantes para que residentes en Reino Unido o Canadá decidieran quedarse a vivir en nuestra zona, huyendo del bullicio de las grandes ciudades.

“Nos gusta la naturaleza y además queríamos vivir con los andaluces, en un pueblo sin muchos extranjeros, para nosotros era importante. Aunque para sentirte en casa necesitas integrarte en la sociedad, hacer un esfuerzo para conocer a la gente, aprender el idioma… Esto para mí ha sido probablemente lo más difícil”, explica la periodista noruega Karethe Linaae que se mudó a Ronda desde Canadá con su marido Jaime en 2012.

No obstante, y aunque Linaae destaca el encanto de la ciudad del Tajo, también la percibe como “una ciudad muy conservadora, muy católica, donde los políticos son los políticos y la gente va un poco aparte”. Y añade: “Si quieres vivir a la moda, buscas restaurantes exóticos y libros en otros idiomas Ronda no es tu ciudad”.

También en aquel año los británicos Heather Cooper y Wayne Pickering comenzaron a vivir en Ronda para emprender un proyecto de ciclismo de montaña: Hike & Bike The Sierras. Reconocen que conocieron Ronda de casualidad porque Heather quería aprender español, como sostiene Wayne: “Yo me perdería ir a Sevilla por conocer Ronda, porque es única”.

Pickering dice que para ellos darse de alta como autónomos ha sido toda una experiencia, especialmente por la costosa cuota a la que los pequeños empresarios deben hacer frente: “Es muy diferente la forma en que operan los pequeños negocios en España con respecto a impuestos y ese tipo de cosas”.

A nivel social el descanso del mediodía y la hora de la siesta ha sido una de las costumbres a las que más les ha costado acostumbrarse a estos vecinos de la ciudad. También en el caso de Carolyn Emmet, también inglesa, que gracias al trabajo de su marido en Neumáticos Michelín ha vivido en Canadá, Botsuana, Sudáfrica o Indonesia antes de asentarse definitivamente en Montejaque.

Aunque el idioma ha sido la principal barrera para lograr integrarse en la población, Carolyn ha puesto todo de su parte, e incluso en 2012 publicó un libro de recetas y una guía para conocer la localidad, con información en inglés y en español acerca de alojamientos rurales y principales comercios, bares y restaurantes. Además esta británica y montejaqueña de adopción ha ejercido de Mayordoma en la procesión de la Feria de Montejaque aquel año, ataviada de mantilla.

Con 27 años Charlotte Wilmot atravesaba una pequeña crisis existencial como jefa de Recursos Humanos de un hotel del centro de Londres, y cuando unos amigos le propusieron pasar parte de sus vacaciones de verano en Andalucía no se lo pensó. El grupo pasó por Ronda de casualidad, pero un incidente con el coche en el que viajaban les obligó a quedarse en la ciudad soñada.

Lo que comenzó para ella como una aventura de dos meses se ha prolongado 19 años y a día de hoy dirige una escuela de idiomas junto con su marido Jaime, Rondalingua. “Cuando uno vive en un lugar no aprecia lo que tiene. Creo que la pandemia nos ha enseñado que tenemos un paisaje impresionante para caminar, y creo que hemos aprendido mucho a buscar diversión y entretenernos de otra manera que no sea solo con Netflix”, reflexiona.

“Nos gusta la vida de Ronda y así pasamos más tiempo juntos, por eso decidimos venir”, quien habla es en este caso otro británico, Paul Bowles. En Reino Unido trabajaba como distribuidor de fruta, pero los distintos horarios que tenían su pareja Louise y él les impedían verse con frecuencia. Además aspiraban a vivir en una ciudad con un nivel de vida que distara mucho del ritmo frenético de Londres.

En 2016 decidieron mudarse a Ronda, donde ella ya disponía de un apartamento ubicado en el Barrio de San Francisco. Posteriormente iniciaron los trámites para construir una vivienda turística en el barrio de Padre Jesús, y a pesar de que el último año la pandemia ha hecho mella en sus ingresos, aseguran que no se han planteado regresar a su país. La pandemia ha provocado un tímido auge de los lugares ubicados en un entorno natural que ofrece mayores garantías de seguridad sanitaria frente al COVID-19.

“Si buscas aventuras hay vías ferratas, caballos, safari en quad… ¡Hay de todo! senderismo, ciclismo, motos… Hay fiestas excepcionales y con un toque de flamenco, que me encanta”, así habla de Ronda y la Serranía Julie Wilkinson, vecina de la estación de Cortes de la Frontera y originaria de Inglaterra donde daba clases de Traducción, para instalarse en este pueblo de la comarca.

Wilkinson llegó a nuestra ciudad atraída por su historia: “Estaba estudiando en la Universidad Complutense y quería saber más sobre la historia de los moros, de la ocupación. También me gusta mucho el interior, porque yo no quiero meterme en zonas súper turísticas, quería conocer la auténtica Andalucía y sobre todo Ronda como centro histórico”. Aunque el inicio de la pandemia fue duro para ella, ya que vivía sola, aprovechó el confinamiento para realizar recados a sus vecinos y conocidos, y así logró sentirse útil y mantener su vida social.

En los años 90, coincidiendo con sus Bodas de Plata, Paul Whitelock viajó por Andalucía con su mujer, ya que junto con Galicia se trataba de la única región española que no conocía. Comenzaron por Ronda y pasaron su primera noche en el Parador, desde donde nos atiende: “No estoy aquí por el tiempo, por el sol, eso no me interesa. Ronda es espectacular, su patrimonio, su cultura, hay teatro, conciertos…Aquí siempre ocurre algo”.

Whitelock es capaz de enumerar las “cinco o seis cosas” que le sacan de quicio de nuestro país, pero asegura que el resto es positivo: “El ruido, la basura por todas partes, el papeleo, aparcar el coche y otro par de cosas. Creo que he aprendido a lidiar con eso, por ejemplo con el papeleo: ir temprano a la oficina para hablar cara a cara, aunque tienes que ir antes de que vayan a desayunar, mejor antes de las nueve”.

El caso de Delphin Dubois, difiere sobremanera de los casos que hemos descrito hasta ahora. Nació en París hace medio siglo y desde hace 26 años vive en España, donde solía trabajar como ejecutiva de comunicación de una empresa en Madrid. El hermano de su pareja gestionaba un terreno en la Finca La Algaba, a unos cuatro kilómetros de Ronda, que cuenta con caballos que viven en libertad.

En 2019 se queda en paro y en septiembre de 2020 deciden mudarse a Ronda, adelantando así sus planes de jubilarse en nuestra ciudad. Delphin dice sentirse “encantada” de haber cambiado una vida en la que pasaba 10 horas frente al ordenador, mientras que ahora es una de las componentes del proyecto Paddock Paradise, que organiza distintas rutas a lomos de esos caballos salvajes, algunas de ellas a las faldas del Tajo.

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