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El legado salesiano del misionero César Fernández en Ronda

El misionera salesiano fue destinado a Togo, Costa de Marfil y Burkina Faso para continuar con su labor al servicio de los más vulnerables. // Cooperadores Salesianos

Nazario Guerrero, cooperador salesiano, cuenta que el misionero quería volver a Ronda para iniciar un proyecto junto con la Diócesis de Málaga y Cooperación Internacional

María José García 

El pasado viernes la familia salesiana de Ronda conocía con tristeza el asesinato del misionero César Fernández a sus 72 años, tras recibir varios disparos "durante un ataque yihadista a 40km de la frontera sur de Burkina Faso", según la Inspectoría Salesiana de África Occidental Francófona.

Pese a que nació en el municipio cordobés de Pozoblanco, Fernández residió en Ronda entre los años 1977 y 1982, época en la que dio clases de religión en el Colegio de la Inmaculada y en el Centro Juvenil del Centro Obrero Católico.

Fue allí donde lo conoció el cooperador salesiano Nazario Guerrero con 16 años. “Tengo muchísimos recuerdos de César. Era una persona muy activa, ilusionante y con una clara vocación salesiana”, relata Guerrero quien hace hincapié en el carácter innovador que se vivía en esos años a nivel social, político y religioso.

“Era la Transición y por aquel entonces la Iglesia asumía el Concilio Vaticano Segundo por lo que César estaba en el momento propicio para transmitir a los jóvenes las ganas de hacer cosas”, apunta el cooperador quien asegura que el misionero inspiró a la juventud rondeña “el interés por la cultura y por la libertad”. 

Guerrero explica que Fernández pretendía volver a Ronda en marzo para iniciar un proyecto junto con la Diócesis de Málaga y Cooperación Internacional relacionado con el desarrollo de la comunidad de mujeres burkinesas con las que el misionero trabajaba en la capital, Uagadugú. 

En palabras del cooperador, el legado de Fernández continúa vivo en las acciones caritativas de nuestros vecinos. “Hay mucha gente que sigue trabajando por los demás, para que las personas sigan teniendo consideración las unas por la otras, y que seamos capaces de fomentar la equidad, y de tener solidaridad con la gente y nos enseñan un poquito de espiritualidad para que seamos capaces de promover eso”, concluye.