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¿Quiénes son las Mayordomas y por qué son tan importantes?

Mayordomas de la Virgen del Rosario del año 1952.  // CharryTV

Mayordomas de la Virgen del Rosario del año 1952. // CharryTV

Así ha evolucionado esta figura femenina característica de la feria de octubre de Benaoján

06 Oct 2025 - 08:29 // Charry TV Noticias

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En el pasado las Mayordomas iban de corto.  // CharryTV
En el pasado las Mayordomas iban de corto. // CharryTV

Procesión de la Virgen en 1982.  // CharryTV
Procesión de la Virgen en 1982. // CharryTV

María Inés con su familia, en 2010.  // CharryTV
María Inés con su familia, en 2010. // CharryTV

Las primeras Mayordomas después del confinamiento, con mascarillas.  // CharryTV
Las primeras Mayordomas después del confinamiento, con mascarillas. // CharryTV

Ana Isabel fue Mayordoma en 2023. // CharryTV
Ana Isabel fue Mayordoma en 2023. // CharryTV

Inmaculada ha sido la primera Mayordoma con Síndrome de Down.  // CharryTV
Inmaculada ha sido la primera Mayordoma con Síndrome de Down. // CharryTV

Paloma González

Benaoján descansa este lunes después de un intenso fin de semana para celebrar mañana, martes, el día grande de su feria en honor a la Virgen del Rosario. Un festejo que está siendo posible gracias al intenso trabajo de las Mayordomas. Pero, ¿quiénes son estas mujeres?

Hemos quedado en la biblioteca municipal con María Inés Soria, Ana Isabel Villalba e Inmaculada Benítez. La primera fue Mayordoma en 2010 y las otras dos en 2023. Ninguna sabe con certeza a que época se remonta esta tradición, que ha ido evolucionando con el paso del tiempo.

“Lo que nosotras sabemos es que las Mayordomas hemos sido las encargadas de conseguir el dinero para organizar la feria y las que hemos acompañado a la Virgen tanto en la misa como en su salida procesional”, explica Ana Isabel.

Al parecer, en las primeras décadas después de la Guerra, sólo había un día de fiesta, coincidiendo con la festividad de la Virgen del Rosario.

“Si el 7 de octubre caía en martes, como este año, pues sólo se festejaba ese martes. A medida que fue pasando el tiempo, se empezó a poner de moda el añadir el fin de semana para que los que estaban fuera viviendo o trabajando también pudieran disfrutarla”, añade. Es por ello que, en la actualidad, suele comenzar un viernes y continuar sábado y domingo.

Esta ampliación acabó derivando en dos salidas procesionales. “Se parte en dos porque así un día puede salir por la tarde y ver los fuegos artificiales y otro por la mañana después de la misa”, señala María Inés.

Más días de fiesta implica más trabajo. “Es muy duro. Es un año muy intenso, en el que apenas tienes tiempo para tu familia, especialmente si estás trabajando y tienes niños pequeños a tu cargo. Ese era mi caso cuando me eligieron. De hecho, yo estaba dispuesta a borrarme, pero fue mi madre la que me convenció para que no lo hiciera”, apunta esta antigua Mayordoma.

Ana Isabel lo confirma. “Te olvidas de ocio ese año. Tu cabeza sólo piensa en qué más puede hacer para conseguir más financiación y poder organizar la mejor feria. Contentar a todo el pueblo es muy complicado, pero es tu responsabilidad y tienes que estar a la altura, conciliando como puedes”.

Barras, rifas, torneos, venta de productos, etc. Son muchas las acciones que estas mujeres llevan a cabo. No obstante, todas coinciden en que es una experiencia única que toda benaojana debería vivir.

“Ahora lo pienso y me alegro de haber continuado. Es contradictorio, pero fue uno de los peores y mejores años de mi vida porque fue muy duro por mis circunstancias personales, pero también me reí y disfruté muchísimo”, asegura María Inés.

A ellas la escogió el grupo anterior. A Ana Isabel se lo propusieron cuando su grupo ya estaba formado. “Una de las que nombraron se borró y las demás me lo propusieron. Era algo que me hacía mucha ilusión y además estaba Inmaculada. Ella tiene síndrome de down y era el año de la Discapacidad. Me pareció muy bonito y especial vivirlo con ella”.

El número de Mayordomas también ha cambiado con el tiempo. De cuatro solteras, pasaron a dos solteras y dos casadas. Posteriormente siguieron siendo cuatro, sin importar el estado civil, aunque han llegado a ser hasta seis.

“Ha habido años en los que ha sido complicado encontrar relevo. Antiguamente te nombraban y por fe o respeto, lo hacías. Las cosas cambiaron y ya empezaron a borrarse. Ahora, para no comprometer a nadie, su ofrece antes de que se diga de manera oficial en la misa. De hecho, ha habido grupos de amigas, por ejemplo, que lo han solicitado”, destaca Ana Isabel.

Respecto al vestuario, nos explican que antes sólo se compraban un traje y le cambiaban la mantilla, que por la mañana era negra y por la tarde era blanca. Además, antiguamente iban de corto, después un traje de fiesta largo y ahora también usan el de flamenca.

Los tiempos cambian y las tradiciones se mantienen, pero se van adaptando a la sociedad. Lo que nunca dejará de ser necesaria será la ayuda y la colaboración de familiares, vecinos y empresas.

“Las Mayordomas trabajan muchísimo, tienen que hacer muchos viajes, buscar financiación hasta debajo de las piedras, pero sin la ayuda de la familia en una barra, por ejemplo, sería imposible. Por otro lado, si el pueblo no colabora, tampoco puedes hacer nada y también hay que agradecer a muchas empresas su aporte económico”, destaca María Inés.

Ni ella ni Ana Isabel se plantean ser Mayordomas. Inmaculada apenas ha hablado, pero sí que expresa con seguridad y firmeza que a ella le encantaría repetir la experiencia. Para ella era un sueño que se hizo realidad.

“No ha habido ni va a haber una Mayordoma más ilusionada que ella. Lo importante es que esto se mantenga y que sigamos teniendo un grupito de mujeres muchas décadas más”, concluye Ana Isabel. 

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