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Antonio Ordóñez y su hija Carmen darán la bienvenida a la feria del centro

En ella también aparece el padre del creador de la obra, el guitarrista Jesús Jiménez. // Nacho Garrido

El Ayuntamiento de Ronda ha instalado la portada de Carrera Oficial, obra del diseñador rondeño Javier Jiménez

Paloma González

La plaza de toros de Ronda, conjugada con elementos y recuerdos de la niñez de un rondeño, envuelta en tules y flores, así como trozos de vestidos, componen la portada de la feria del centro, la cual ha sido instalada este fin de semana en el primer tramo de Carrera Espinel.

Se trata de una obra del diseñador rondeño, afincado en Sevilla, Javier Jiménez, con la que ha querido homenajear a su padre y en la que también aparecen Antonio Ordóñez y su hija Carmina.

Este elemento tan característico de nuestra Feria y Fiestas de Pedro Romero fue presentado oficialmente el pasado sábado por el creador de la obra y la delegada de Fiestas, Concha Muñoz. La edil ha mostrado su satisfacción con el resultado de una portada que, en palabras de Muñoz, da la bienvenida a la feria, a nuestras tradiciones y a nuestra cultura.

Javier Jiménez, que también ha confeccionado algunos de los trajes de las Damas Goyescas y su presidenta, la describe así:

“Desde un balcón en el cielo, toca una guitarra y un cante se escucha:
Rojo, blanco, añil, violeta y negro, rosa, verde, azul, canela y fuego…
Tú que sabes palabras que yo no entiendo,
Tú que tienes colores que yo no sueño…

Así quiero imaginar a mi padre, alegre y cantando, como cantaba a Carmina en las fiestas que daban los Ordoñez.
Rojo, blanco, añil, violeta y negro, rosa verde, azul, canela y fuego.
Tú que bordas las estrellas que hay en mi cielo.
Tú que tienes la esperanza que yo no tengo…

Pensar en la feria, es llenar mi cabeza de recuerdos y vivencias, es sentir como llega una semana dónde mi pasión cobra vida, mi inspiración en forma de volantes pasea por el real, el trabajo de todo un año sale a la calle para vestir a mis Goyescas.

Sedas, encajes, tules y terciopelos harán que la mujer rondeña se sienta más rondeña que nunca, tras haber pasado por mis manos y mi cabeza infinidad de ideas que me han hecho desafiar a la tradición para hacer de cada vestido una pieza que desprenda moda en cada movimiento.

Ser clásico sin ser rancio, estilizar, armonizar conceptos, hacer de una estampa tradicional, un vestido que no esconda ni merme, que realce y saque la mejor sonrisa de cada clienta. Pues en mi trabajo no vale copiar como era la moda entonces, diseñar es pensar como serían esos vestidos si quién los inventó, viviera hoy…

Hacer de la Plaza de Toros una metáfora, despiezarla, recomponerla y elevarla al cielo, llenarla de recuerdos, de puntadas y de retazos de mis creaciones como si fuera un lienzo. Para dejar que la gente pase bajo ella, la analice, la contemple y sientan lo que yo pienso. Y después, que la comenten con “El Maestro”.

Rojo, blanco, añil, violeta y negro, rosa verde, azul, canela y fuego.
La risa mala ya no la tengo, tú tienes los colores que yo no sueño…”