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La Legión ya deja huella en Líbano tras un mes de misión

Legionarios del denominado SPANBATT, durante la grabación de un mensaje dirigido a las familias // Manolo Guerrero

Acompañamos en Marjayoun a los alrededor de 250 legionarios de Ronda desplegados junto a la frontera con Israel

Manolo Guerrero

Llegamos a Beirut a medianoche tras hacer escala en el aeropuerto Sabiha Gökçen de Estambul. Nada más bajar del avión nos esperan dos oficiales de enlace de la Brigada de La Legión. El trayecto hacia la base Miguel de Cervantes, donde está desplegado la mayoría del contingente español, es de alrededor de una hora y media.

Apenas hay luz durante el camino y el estado del asfalto va empeorando conforme nos alejamos de la capital. Atravesamos dos checkpoints con soldados de las Fuerzas Armadas del Libano (LAF) para acceder a la zona caliente del país, la frontera con Israel. 

El distrito de Marjayoun guarda pocas similitudes con una capital caótica, bulliciosa y que busca recuperar el turismo que la convirtió en una de las ciudades más visitadas de Oriente Próximo antes de las explosiones en el puerto de agosto de 2020. El sur es rural, con casas bajas y pequeños pueblos que empiezan donde termina el anterior. Aquí conviven diferentes religiones mejor que en la mayoría de países del mundo árabe.

Entre Khiam, con abrumadora mayoría musulmana chií y en cuyos aledaños murieron en 2007 en un ataque premeditado seis militares españoles que servían en la Brigada Paracaidista y Kleyaa, habitada fundamentalmente por cristianos maronitas, apenas hay cinco kilómetros de distancia. Dos mundos, el corredor musulmán y el cristiano, que se encuentran tan cerca como Ronda de Arriate. 

Al llegar al Cuartel General del Sector Este, la posición 7.2, comprobamos rápidamente que la base poco tiene que ver con otras en las que hemos acompañado a La Legión, como por ejemplo la de Koulikoro (Mali). Es palpable el trabajo que han realizado mejorando las instalaciones los diferentes contingentes que han llegado a la zona desde que por primera vez, en 2006, lo hiciesen legionarios de Ronda al mando del entonces teniente coronel Alfonso García-Vaquero, jefe de la X Bandera Millán-Astray. 

La base Miguel de Cervantes tiene amplios espacios para que los militares hagan deporte, cuenta con un buen gimnasio, un salón de actos, un amplio comedor, capilla, un mesón o habitaciones y oficinas realizadas en estructuras prefabricadas metálicas, pero con bastantes comodidades. En el centro está el Patio de Armas, que el pasado día 8 acogió también una formación legionaria con motivo del Día de la Inmaculada en la que la única diferencia respecto a la que se celebró en el Cuartel de Ronda fue que la prenda de cabeza era la boina azul de Naciones Unidas en lugar del gorrillo legionario. 

Nuestra primera salida fue a Kleyaa, a unas pistas deportivas en las que la Fundación AVSI ha puesto en marcha un programa que permite a estos menores jugar al fútbol y entrenarlos bajo la atenta mirada de monitores locales. Este colectivo de acción social italiano realiza una importante labor con niños libaneses de familias pobres y con refugiados sirios asentados en la zona.

Ese día, efectivos del SPANBATT (Batallón Español), que integran legionarios y soldados serbios y salvadoreños, compartió la mañana con varios grupos de menores. Entrenaron con ellos y les regalaron medallas de La Desértica (prueba deportiva de ultrafondo que se celebra en Almería y que nació con los 101 Kilómetros de Ronda como inspiración) y prendas deportivas de equipos de fútbol españoles que han querido colaborar con La Legión y los anteriores contingentes, como el Real Betis, el Málaga CF, el Córdoba CF, el CD Tenerife o la UD Las Palmas. 

Poco antes habíamos entrevistado al general Melchor Marín, jefe de la Brigada de La Legión y máxima autoridad del contingente desplegado en el Sector Este de UNIFIL. "Estamos aquí a petición del gobierno libanés con el mandato de promover la estabilidad y la seguridad en el sur de Líbano", expresó. Marín destacó el "talante especial de los legionarios" y afirmó que cree sinceramente "que se hacen respetar y apreciar por los libaneses". 

Con el paso de los días descubrimos que ese cariño es mutuo. El Gobierno español ha puesto en marcha numerosos proyectos de cooperación cívico-militar en el sur de Líbano, al igual que en otros países en los que ha desplegado soldados en los últimos tiempos.

Pero los libaneses coinciden en calificar a los legionarios como "personas de paz muy respetuosas", como nos trasladaron los alcaldes de Sarda, Marjayoun o Bourj Al Malouke. Éste último, Ghantous Bou Farhat, cuenta incluso en su casa con un pequeño museo con recuerdos de los diferentes contingentes españoles que han pasado por la zona. "El país que más me gusta del mundo es España", nos dice. 

Durante nuestra estancia en Líbano, La Legión ha participado en una eucaristía organizada para celebrar el medio siglo de existencia de Cáritas Líbano, una entidad que, especialmente ahora con el país en crisis y sin gobierno desde hace más de un mes, realiza una importante labor con familias vulnerables. Los legionarios realizaron también una donación de material escolar en Ain Arab. La directora del centro, Heba Atwy, expresó que la comunidad escolar considera a nuestros legionarios como "parte de su familia". 

También acompañamos en una patrulla a la Task Force Alpha, integrada principalmente por legionarios del Grupo de Caballería Acorazado Reyes Católicos. Fue en el corredor musulmán, en Kafer Kela. conjunta con soldados de las Fuerzas Armadas del Líbano (LAF). Esta actividad que transcurrió sobre un territorio en el que predomina la etnia chií, nos dejó claro que Hezbolá tiene un control total sobre la zona y dispone de ojos hasta en los rincones más recónditos. 

La mayoría de legionarios de Ronda pasan las horas en la base Miguel de Cervantes de Marjayoun. Con mucho trabajo, pero bajo un ambiente inmejorable que guarda pocas diferencias con el que se respira habitualmente en el Cuartel de nuestra ciudad. La integración de los soldados salvadoreños y serbios que conviven con los españoles del SPANBATT, al mando del teniente coronel Miguel Ángel Pérez Franco, es total. Incluso alguno de los legionarios llegados desde Ronda, como el Brigada Santos, es capaz de expresarse con fluidez en serbio, un idioma que aprendió en los años 90 en los despliegues de La Legión a Los Balcanes. 

Pero hay más misiones dentro de la propia misión, la que desarrollan los legionarios de la 1ª y la 2ª Compañía de la X Bandera Millán-Astray en las posiciones 4.28 y 9.64, más monótona y con menos espacio y contacto con la gente. 

Como fuerza de interposición, los legionarios verifican el cese de las hostilidades a lo largo de la Blue Line (en la frontera entre Líbano e Israel), así como cualquier violación de ésta, lo que conlleva muchas horas de patrulla con y sin las Fuerzas Armadas del Líbano, vigilancia y observación. 

Ha transcurrido ya el primero de los seis meses de despliegue y la alegría legionaria se mantiene intacta, al igual que la empatía hacia la población local. Eso sí, como manifestó el general Marín antes de partir desde Viator, "no debe haber lugar para la relajación" en un país sumido en una grave crisis a todos los niveles desde hace ya varias décadas. 

Pese a ello, los legionarios rondeños trabajan sin descanso, como reza su Credo, sin contar los días, ni los meses, ni los años; demostrando qué pueblo es el más valiente y qué pueblo es el más cercano. Una misión, dos cometidos igual de importantes. Y, gracias a ello, ya empiezan a dejar huella en Líbano.