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Bar El Castaño, testigo de la evolución de la ciudad en los últimos 35 años

Abrió sus puertas por primera vez un 15 de enero de 1990.  // CharryTV

Abrió sus puertas por primera vez un 15 de enero de 1990. // CharryTV

Su origen está en Igualeja y su propietario ha presenciado la construcción del parking Martínez Astein, la crisis de 2008, una pandemia y un apagón nacional

27 May 2025 - 17:04 // Charry TV Noticias

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Manuel es su propietario. // CharryTV
Manuel es su propietario. // CharryTV

Cuentan con más de treinta tapas, siendo los manitas y los callos las más demandadas. // CharryTV
Cuentan con más de treinta tapas, siendo los manitas y los callos las más demandadas. // CharryTV

Igualeja sigue estando muy presente en este establecimiento.  // CharryTV
Igualeja sigue estando muy presente en este establecimiento. // CharryTV

Se encuentra en el número 1 de la Avenida Martínez Astein.  // CharryTV
Se encuentra en el número 1 de la Avenida Martínez Astein. // CharryTV

Siguen manteniendo el mismo trato familiar y cercano de sus inicios.  // CharryTV
Siguen manteniendo el mismo trato familiar y cercano de sus inicios. // CharryTV

Paloma González

Los padres de Manuel Jesús Jiménez tenían un bar en Igualeja, su localidad natal y se aventuraron a comprar un local en Ronda para alquilarlo. Él era muy joven y tenía decidido que no quería realizar estudios superiores así que sus progenitores tomaron la decisión de abrir un segundo establecimiento para que su hijo tuviese trabajo.

Así, el 15 de enero de 1990 abrió sus puertas El Castaño. “Al final tuvieron que cerrar el del pueblo porque teníamos tanto trabajo aquí que no dábamos a basto. Ten en cuenta que el parking y la remodelación de la avenida vino después. Antes paraban los autobuses aquí, así que teníamos muchísimo trasiego”, añade.

Cuesta imaginar la avenida Martínez Astein tal y como la describe Manuel, pero es cierto que en este bar han sido testigos de cómo ha ido evolucionando el urbanismo de la ciudad. Lo que no ha cambiado, afortunadamente, es la clientela.

“Aquí no se para. Estamos cerca de la estación de tren, junto a la calle de La Bola y el ambulatorio, por lo que tenemos muchos turistas, pero también muchos currantes o vecinos de los pueblos que vienen a la ciudad a hacer sus compras y sus gestiones”.

Le llamaron El Castaño porque su padre tenía una finja con castaños y gracias a la venta de sus frutos pudieron comprar el local y montar el bar. “Ese árbol nos dio suerte antes y ahora porque aquí seguimos tres décadas después”.

En este establecimiento hostelero trabajan de 8:00 a 20:00: “Empezamos con los desayunos a las ocho de la mañana. Sobre mediodía pasamos a las tapas, la cerveza y las comidas. Seguimos con la sobremesa y los cafés hasta las ocho de la noche”.

Su carta contempla una gran variedad de platos caseros y unas cuarenta tapas con los sabores “de toda la vida”. No obstante, su especialidad son las manitas de cerdo y los callos. “Hemos tenido clientes incluso de otras provincias que nos han asegurado que han venido a Ronda por nuestras manitas”, bromea José Antonio, cuñado del propietario y uno de los camareros.

Él nos cuenta que se han vivido momentos complicados, como la pandemia, pero supieron afrontar la situación gracias a la confianza y la fidelidad de sus clientes. En este sentido, José Antonio confiesa que el Gran Apagón se vivió como un momento extraordinario en el bar en todos los sentidos:

“A vosotros nos vino hasta bien porque tuvimos más gente de lo normal. Vino muchísima gente buscando comida para llevar, las mesas llenas. Ese lunes nos levantamos pensando que iba a estar floja la cosa y resultó que fue un día fuera de lo normal”, bromea.

La estética apenas ha cambiado. Tampoco la cercanía ni el trato con el cliente. Manuel asegura sentirse muy orgulloso de mantener este negocio a pesar de todas las dificultades financieras que implica tener un bar con cinco empleados y espera poder continuar así muchos años más.

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