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El huerto ecológico de Fundación Asprodisis comienza a dar sus frutos

En esta parcela se pueden encontrar berenjenas, sandías, lechugas o calabacines // Laura Caballero

Este proyecto, en colaboración con la bodega Huerto de la Condesa, contribuye al bienestar y desarrollo de personas con discapacidad intelectual

Laura Caballero

Fundación Asprodisis está realizando un nuevo proyecto, que contribuye al bienestar y desarrollo de sus usuarios en contacto con la naturaleza. En concreto, se trata de un huerto ecológico, en colaboración con la bodega Huerto de la Condesa, en el que trabajan personas con discapacidad intelectual.

Esta iniciativa comenzó en el mes de enero, gracias a una subvención que ofrece la Diputación de Málaga y el convenio de colaboración con la bodega Huerto de la Condesa, quienes les han cedido una parte de su parcela para realizar esta actividad.

“Es un huerto ecológico, que está creado desde cero. Desde la preparación a la plantación, hasta ahora la recolección de productos, está realizado por personas con discapacidad intelectual”, explica Remedios Barea, directora del centro ocupacional de Fundación Asprodisis.

Berenjenas, sandías, lechugas, calabacines, pepinos, tomates, plantas aromáticas o flores se pueden encontrar en esta parcela. Se trata de un huerto adaptado, con pasillos anchos, para que personas con sillas de ruedas también puedan trabajar. En él participan varios grupos de personas con discapacidad intelectual, que están formándose de forma constante.

“Ellos llegan al centro bastante motivados, te dicen como van avanzando y es un indicador de que ellos se encuentran satisfechos con la tarea que están realizando”, asegura Barea.

Por su parte, el monitor del huerto, Isidro Sánchez, explica que “lo que más me ilusiona es trabajar con los usuarios que vienen al huerto. Al final ellos te dan muchas cosas día a día. Entre ellos se encuentran mejor, salen de sus espacios habituales. Al ser grupos reducidos les beneficia mucho porque cada uno tiene sus propias tareas y las vamos monitorizando para que las vayan entendiendo y llevando a cabo”.

Este proyecto no finalizará cuando lo haga la recolección. Cuando termine la cosecha de los frutos, se volverá a preparar el terreno y se volverán a plantar frutas y hortalizas que irán variando para adaptarse a las diferentes temporadas del año.

“Estoy muy contento porque ellos vean que lo que llevan plantando todos estos meses va dando sus frutos. Ver como se lo pasan bien, como desconectan de los problemas que puedan tener, conectan con el medio ambiente y van ganando autonomía”, afirma Sánchez.