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Fervor en la barriada de Padre Jesús en su reencuentro con el Señor de Ronda

Hermanos de Padre Jesús, en la subida por la cuesta de Santa Cecilia. // CharryTV

El tiempo respetó y permitió que la ciudad viviese una extraordinaria noche de Jueves Santo tres años después

Devoción y fervor cofrade en la barriada de Padre Jesús. Tres largos años habían transcurrido desde que El Señor de Ronda y la Virgen de los Dolores realizaron su última estación penitencial en la ciudad y nadie quería perderse el esperado reencuentro. Y una hora y media antes de la salida procesional los aledaños de la parroquia ya mostraban sus mejores galas, con cientos de fieles que aguardaban con impaciencia. 

Hasta que llegó ese mágico momento en que se abrió el pórtico lateral del templo y, tras un incesante goteo de hermanos con túnica y antifaz morados, apareció la deslumbrante imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Emoción, vítores e incluso lágrimas acompañaron su salida entre el incesante aplauso de la barriada y de todo un pueblo. 

El Señor de Ronda es una de las imágenes más veneradas de nuestra Semana Santa, tallada en 1942 en madera de cedro por el prestigioso imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci. Representa a Padre Jesús, camino del Calvario, portando la cruz con la ayuda de Simón de Cirene. Vestía nueva túnica, confeccionada por el bordador y vestidor sevillano José Antonio Grande de León. También se hicieron patentes los avances en la talla del paso del Señor en los talleres del sevillano Antonio Ibáñez, con el estreno de los respiraderos laterales. 

Brillante trabajo de los 40 costaleros que portaban el paso de misterio, de estilo barroco y con profusión de volutas, cartelas, ángeles, candelabros y marías centrales. Guiados por Jorge López. Y caminando con elegancia entre las marchas de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Rosario, de Arriate. Imponente subida por Santa Cecilia rumbo a Los Descalzos, donde esperaban el Cristo de Los Remedios y Nuestra Señora de las Angustias.

Tras El Señor de Ronda, la Virgen de los Dolores. Dolorosa que también fue obra de Castillo Lastrucci, en el camino del encuentro con Jesús. Mirada baja en señal de sufrimiento y dolor y cabeza inclinada, como si las lágrimas le pesasen. Junto a ella, San Juan Evangelista, obra de Ramos Corona y que la acompaña desde 2002.

La hermandad alcanzó la Carrera Oficial junto a varios cientos de devotos que andaban tras los pasos de El Señor de Ronda que, junto a Dolores, regresó a su barriada minutos antes de las cuatro de la madrugada. La espera se hizo larga, pero mereció la pena.