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"Nos convertiremos en un pueblo de sexta generación para atacar con la misma dureza del fuego"

Miguel Ángel Herrera, alcalde de Genalguacil.  // CharryTV

Miguel Ángel Herrera, alcalde de Genalguacil. // CharryTV

El alcalde de Genalguacil teme que las promesas de reconstrucción de las zonas afectadas por el incendio forestal de Sierra Bermeja caigan en saco roto

08 Nov 2021 - 18:43 // Charry TV Noticias

Paloma González

Este lunes se cumplen dos meses del inicio de uno de los incendios forestales más importantes de Andalucía. El de Sierra Bermeja es considerado como el primero de sexta generación en España debido a su virulencia y el comportamiento de las llamas, las cuales pudieron ser controladas dos semanas después, aunque se necesitaron 45 días para poder extinguir el incendio.

El fuego, que obligó a evacuar a más de 2.500 personas, calcinó más de 8.000 hectáreas y se cobró la vida de un bombero forestal del Plan INFOCA. A todo ello hay que sumar otras pérdidas materiales, tanto en fincas particulares como en infraestructuras públicas.

Miguel Ángel Herrera, alcalde de Genalguacil, fue uno de los regidores más mediáticos. Su municipio fue uno de los más afectados, pero fueron sus declaraciones, muy críticas con las medidas que iban adoptando las diferentes administraciones, las que llamaron la atención de los medios nacionales.

Herrera aseguró entonces que los pueblos del interior afectados por el incendio estaban sufriendo un trato discriminatorio respecto a la Costa del Sol y aprovechó para volver a denunciar y poner de manifiesto el abandono que viene padeciendo el Valle del Genal desde hace muchos años por parte de los gobiernos supramunicipales.

Alcalde, ¿cómo recuerda la noche del 8 de septiembre?
Fíjate que, en ese primer momento, yo tenía la esperanza de que el fuego se pudiese controlar de una forma rápida. Pero todo cambió cuando las llamas atravesaron la colina y comenzaron a dirigirse hacia Estepona. Es entonces cuando comenzamos a vivir ese abandono tan tremendo que tuvimos. Porque no se actuó en tiempo y forma. Y, por mucho que lo nieguen, eso está documentado y verá la luz.

¿Y cómo se encuentran sus vecinos?
Indignados. Ha sido una catástrofe social, económica y medio ambiental para todos nosotros y estamos viendo que la dejadez continúa. En la carretera, por ejemplo, han tardado casi seis semanas en actuar.

Pero sí se han mantenido reuniones con representantes de diferentes administraciones. De hecho, tanto la Diputación de Málaga como la Junta de Andalucía prometieron poner en marcha planes de recuperación en el territorio afectado y también se han hablado de cantidades. En el caso del Gobierno andaluz, se han anunciado más de 4 millones de euros.
Sí, es cierto que se habla de millones. Y es cierto que se han realizado algunas acciones, como contratar psicólogos para atender a aquellos vecinos a los que se les han quemado sus fincas. Pero estos ciudadanos están indignados porque dicen que no necesitan atención psicológica. Lo que necesitan es que les ayuden a reconstruir su finca o con el suministro de agua. Y, al final, lo que realmente sienten es que no se les va a atender por diferentes razones; que el tiempo pasará y sus problemas quedarán en el olvido. Estamos tan acostumbrados a un discurso político que luego no está respaldado con actos…

¿Sigue pensado que les discriminan por ser un pueblo pequeño de montaña?
Está claro que hay diferencias entre vivir en un pequeño pueblo del interior o una gran ciudad de la costa. Las administraciones públicas no están contando realmente con la gente del territorio. No se puede plantear un proyecto de reconstrucción de un territorio cuando no se tiene en cuenta a la gente que vive en él. Nos pretenden imponer modelos que, muchas veces, no tienen nada que ver con nosotros. En el caso de Genalguacil, por ejemplo, tuvimos un pleno especial y una reunión con los vecinos para poder decirles a esos representantes instituciones que han venido a visitarnos cómo nos podían ayudar. Porque, a partir de ahora, lo que está juego es el futuro del Valle del Genal. No vale con resolver únicamente lo inminente. Tenemos que plantear muchísimos cambios y muchísimas inversiones.

¿A cuánto ascienden las pérdidas? ¿Han podido calcularlas?
Eso es incalculable. ¿Qué valor tiene un alcornoque de 500 años? ¿Cómo se puede medir el valor de un pinsapar? En el plano social, hay familias que hacen trabajos de recogida de biomasa. ¿Qué valor monetario tiene eso? Es que el impacto económico y emocional es tremendo. Ten en cuenta que el turismo no se empezó a recuperar hasta el puente de Todos Los Santos. Es decir, hasta la gente que tiene negocios en el pueblo se ha visto afectada de alguna manera. Y nadie se ha preocupado por nosotros, parece que les importamos. Eso es muy triste. Claro que hay un discurso muy bonito de la despoblación, pero no se traduce en una ayuda directa. Ese presupuesto superior, esos millones de los que hablábamos antes, no son suficientes. Acarreamos un déficit muy grande de muchísimos años.

La respuesta ciudadana, sin embargo, ha sido muy rápida e inmediata.
Sin duda. Mucha gente se ha movilizado para poder ayudarnos. Ya sabes que en Genalguacil tenemos un museo y por aquí han pasado muchos artistas. Pues algunos de ellos decidieron donar sus obras y acabaron recaudando casi 30.000 euros en menos de 48 horas. Todas las iniciativas privadas se han desarrollado con mucha más agilidad que las políticas. Pero es que volvemos a lo mismo: el discurso queda muy bonito en un titular de prensa, pero la realidad es que hemos estado seis semanas con una carretera en muy mal estado, llamando constantemente a Diputación para que le dieran una solución y nadie nos hacía caso. Lo peor, es que la carretera ya se encontraba en mal estado antes del incendio porque no estaba bien conservada. Esta ya no tiene nada que ver con el fuego. Esto es una cuestión de dejadez desde hace mucho tiempo.

¿Cree, entonces, que todo esto les ha servido para aunar fuerzas en la lucha contra la despoblación?
Si hay algo de lo que podemos presumir la gente de pueblo, es de espíritu de lucha. Hablaban de que el incendio de Sierra Bermeja, se podría considerar de sexta generación. Pues bien, también nosotros nos vamos a convertir en un pueblo de sexta generación para atacar a las administraciones públicas con la misma dureza que lo hizo el fuego. Ya está bien de que seamos los pequeños municipios los que siempre tengamos que sostener el peso. Vamos a pedir justicia, que se nos escuche, que se nos tenga en cuenta y que se nos ayude de verdad, no con promesas y declaraciones a los medios de comunicación. Sino con proyectos y presupuestos. 

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