Reconstrucción gratuita de aureolas para personas con cáncer en Arte Invictus

Mar Jiménez, defensora del poder terapéutico del tatuaje, ofrece este servicio y otros descuentos a pacientes con determinados problemas de salud
Esta cordobesa afincada en Ronda y su pareja, el rondeño Kike Moreno, son los propietarios de la empresa.
Esta cordobesa afincada en Ronda y su pareja, el rondeño Kike Moreno, son los propietarios de la empresa.

Paloma González

Según los expertos, para hablar del tatuaje tendríamos que remontarnos a la prehistoria. No obstante, sólo se han encontrado evidencias en dos momias egipcias con más de 5.000 años de antigüedad.

Los investigadores consideran que estas imágenes en la piel se hacían para prevenir una enfermedad. En la actualidad sabemos que la tinta no tiene este poder, pero sí que puede ayudar a curarla desde el punto de vista psicológico.

Es lo que muchos denominan “tatuaje terapéutico”. Mar Jiménez, copropietaria de Arte Invictus, se ha formado en este ámbito, colaborando con diferentes asociaciones que ayudan a pacientes enfermos de cáncer: “Es muy duro porque les estás ayudando, de alguna forma, a no perder la autoestima durante el proceso o a cerrar un capítulo muy duro de sus vidas”.

En este caso, la tatuadora ofrece un descuento del 50% en micropigmentaciones, las cuales se suelen hacer en el rostro. “Con los tratamientos, muchos pacientes pierden el pelo y sufren alopecia. En unos casos, es pasajera, pero en otros se vuelve crónica. Utilizamos esta técnica en las cejas, por ejemplo, porque nuestra piel cambia mucho con el paso del tiempo y es más fácil de retocar”, explica.

Por otro lado, en Arte Invictus ofrecen sus servicios gratuitos en la reconstrucción de aureolas. La mayor parte de sus clientas son mujeres a las que les han realizado una mastectomía.

“La Seguridad Social te da esta posibilidad, pero hay muchas mujeres que no quieren esperar tanto porque verse en esa situación todos los días es muy doloroso para ellas. También hay casos en los que no les han realizado un buen trabajo y quieren arreglarlo”.

Nos pone como ejemplo el caso de una clienta en la que le habían hecho una reconstrucción de sus senos, pero le habían colocado el pezón demasiado elevado, de manera que ni siquiera podía utilizar bikinis en verano:

“Tenía la señal preparada para que le tatuaran el nuevo pezón, pero decidió venir aquí antes. Lo que hicimos fue colocarlo en una zona más coherente y en esa marca que ya tenía dibujamos dos flores. Era la primera que se hacía un tatuaje artístico y está encantada con el resultado”.

Jiménez asegura que siente una gran satisfacción y que ha llorado muchas veces en la cabina. “Lejos de lo que pueda parecer, tatuar esta zona no duele nada. Es un proceso indoloro. Además, con lo que llevan pasado estas personas, los pinchazos del tatuaje son lo de menos. Sin embargo, la carga emocional es muy grande y es muy gratificante hacerlas felices ”, añade. 

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