Denuncian el comportamiento incívico de un ‘okupa’ cerca de la Avenida Andalucía

Ruidos de madrugada, destrozos en zonas comunes o lanzamiento de basura y cristales son algunos de los episodios que impiden a los residentes vivir en paz
Hace semanas el okupa arrojó un cristal de grandes dimensiones a la calle que, por fortuna, no ocasionó heridos.
Hace semanas el okupa arrojó un cristal de grandes dimensiones a la calle que, por fortuna, no ocasionó heridos.

María José García

Desde hace varios meses unas ocho familias residentes en un edificio ubicado en las inmediaciones de la Avenida Andalucía, son objeto de graves episodios violentos e incívicos por parte de un presunto ‘okupa’, que ha alterado la convivencia y el bienestar de los vecinos, según ha denunciado tanto la propia comunidad como la propietaria de la vivienda okupada.

El pasado mes de marzo, uno de los vecinos, de edad avanzada, percibió el destrozo del techo de su cuarto de baño por averías que procedían del piso de arriba, la vivienda okupada. Cuando la propietaria de dicho inmueble, Ana Abela, se personó para ofrecerse a solucionar el problema, no obtuvo respuesta. A estos desperfectos, que van agravándose con el paso del tiempo, se suman ruidos a altas horas de la noche, golpes, peleas, lanzamiento de objetos a zonas comunes, maltrato animal e, incluso, el lanzamiento a la calle de un cristal de grandes dimensiones, que, por fortuna, no produjo heridos.

La comunidad de vecinos ha recogido en un escrito todos estos episodios, matizando que en numerosas ocasiones distintos efectivos de la Policía Nacional, Local y del Consorcio Provincial de Bomberos se han personado en la vivienda sin lograr acceder a ella.

Abela añade que la mayoría de residentes de dicho bloque son personas mayores, que se ven incapaces de responder ante estos hechos, y argumenta que están a la espera de que se celebre un juicio civil de desahucio. Alguno de los vecinos ha llegado a denunciar que el okupa habría escondido bajo el felpudo de su vivienda un cuchillo de grandes dimensiones.

“Las personas no duermen, no tienen tranquilidad, tienen que salir acompañados de sus familiares. Esas personas deberían estar completamente tranquilas en esta etapa de su vida. Han trabajado, han criado a sus hijos y están en una etapa que necesitan tranquilidad y no la tienen”, denuncia Abela, que asegura que hará cuanto esté en su mano para llegar al fondo del asunto,y para que el ‘okupa’ deje de inquietar a los vecinos.

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