Motos, dinosaurios, arañas, elefantes o hasta el Puente Nuevo se han convertido en comestibles en la Panadería San Marcos de Benaoján, un establecimiento de reciente creación, dirigido por rondeños, que llega pisando fuerte en el sector gracias a su capacidad creativa.

Siguen elaborando las piezas de pan más tradicionales, como los molletes o las barras, pero también le ponen arte a sus ingredientes para crear las formas más diversas.

Miguel González, uno de los propietarios, ha explicado que “es un negocio que está comenzando y nos deja margen para probar cosas nuevas como esta. No necesitan mucho tiempo de elaboración y el resultado está gustando mucho”.

En la misma línea, se ha pronunciado Salvador González, quien ha señalado que “podemos hacer casi de todo. Nos han pedido desde dinosaurios para un cumpleaños hasta otro tipo de figuras más picantes para despedidas de soltero”.

Aunque estos panes sean auténticas obras de arte, sus creadores coinciden en que “no es nada difícil y, como pasa con todo, con la experiencia se va perfeccionando”, y es que ya han hecho más de 200 piezas.

Cabe destacar que el precio de estos panes tan divertidos no varía mucho del coste de una pieza normal. «No lo hacemos para hacernos ricos ni mucho menos, hay cosas que se agradecen más como la sonrisa de los niños cuando ven un pan así».