La clase política rondeña no deja de sorprendernos y, desgraciadamente, una vez más no es por cuestiones positivas ni porque gracias a su gestión se haya conseguido algún logro para este pueblo, donde el paro y las necesidades cada vez ahogan a más familias. Pero hoy no pretendo denunciar la inacción de los políticos, ni decir que la labor de algunos de ellos deja mucho que desear. Eso ya lo sabemos y padecemos.
La aparición de las redes sociales, en especial twitter, ha supuesto un revulsivo a la hora de propagar ideales, propuestas y, sobre todo, críticas hacia la oposición. El problema llega cuando se traspasa la línea de lo moral y nos olvidamos de las siglas e ideologías para hacer daño en lo personal, atacando ferozmente donde más duele.
A comienzos de la pasada semana Álvaro Carreño, concejal de Izquierda Unida y Remedios Doña, cargo de confianza del Partido Andalucista, se enfrascaron en una triste e innecesaria discusión por la red en la que la línea roja se rebasó con creces. Después de un tuit del edil de IU en el que éste recordaba la figura de Dolores Ibárruri coincidiendo con el aniversario de su fallecimiento, se destapó la caja de los truenos:
Esos insultos como «idiota, ameba o gilipollas» han supuesto que hoy el Partido Andalucista haya pedido la dimisión de Carreño, que se disculpó públicamente el pasado sábado en un diario provincial y lamentó haber entrado al trapo tras la provocación de Remedios Doña y sus improcedentes comentarios acerca de la vestimenta o el vehículo del edil de Izquierda Unida.
Días atrás ya comentaba con compañeros de la prensa que esto iba a pasar y que el PA pediría la cabeza de Carreño. Hoy Isabel Barriga ha defendido a su mano derecha y se ha referido a Carreño como una persona «violenta». Nada de autocrítica, ni siquiera un simple tirón de orejas a su fiel escudera.
Leyendo la conversación y viendo las insinuaciones de Remedios Doña hacia los orígenes de Carreño y, peor aún, sobre situaciones familiares y personales concretas, me parece comprensible que el concejal de Izquierda Unida perdiese los papeles. Se equivocó y no debió insultar, por supuesto, pero Remedios Doña no tiene potestad para entrar en ese terreno. Bajo ningún concepto.
Desde que Álvaro Carreño dio el paso al frente en Izquierda Unida para sustituir como cabeza visible de esta formación a Rafael Ruiz he tenido varios intercambios de impresiones con él y hemos discutido sobre cuestiones en las que jamás nos pondremos de acuerdo. Es una persona que suele entrar al trapo, un tipo con sangre caliente, un radical de su ideología y su partido. Y podré comulgar o no con sus ideas, pero que se diga que Carreño es violento y machista me indigna. Es mentira.
Pero quizás lo que más me haya molestado de todo este asunto es el día en el que el Partido Andalucista ha pedido su dimisión. Toda esta guerra a través de la red tuvo lugar el martes día 12. ¿Es una mera coincidencia que se pida la dimisión de «un hombre violento» cuando el Ayuntamiento y todas las formaciones con representación municipal están inmersos en actividades que buscan la sensibilización contra la violencia hacia las mujeres? ¿No ha habido días para pedir a Izquierda Unida que tome medidas contra el malvado Carreño? ¿Tenía que ser precisamente hoy en la antesala del Día contra la Violencia hacia la Mujer?
Señores del Partido Andalucista: hay decenas de mujeres en Ronda que sienten pánico simplemente al abrir la puerta de su casa. Mujeres que conviven con el miedo y que no saben si el día de mañana será el último. Y les puedo asegurar que, con sus defectos y sus virtudes, el concejal de Izquierda Unida ni se parece a esos hombres que faltan al respeto a una mujer y llegan a convertir su vida en un calvario. Así que por favor sean sensatos, dedíquense a gestionar y, sobre todo, no frivolicen con un tema tan serio.
Manolo Guerrero
