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El pequeño comercio defiende la seguridad de sus negocios y reclama “ayudas reales”

Tony Zapatero mantiene precintadas todas sus estanterías a pesar de que sí ha podido abrir sus pertas para ofrecer el servicio de reparación de calzado // CharryTV

Algunos empresarios rondeños han tenido que cerrar definitivamente sus locales tras la suspensión de la actividad no esencial en la ciudad. Otros han tenido que recurrir a las ventas por internet para poder sobrevivir.

Paloma González

Hace unos meses el Centro Comercial Abierto de Ronda hacía pública la última actualización de datos del censo de establecimientos comerciales que operan en nuestra ciudad. Entre estas cifras destacaba especialmente el cierre de 75 locales desde noviembre de 2019 .

“Ronda tiene actualmente unos 6.000 establecimientos con actividad económica y en torno al 60% o 65% no están abiertos al públicos. Eso tiene un impacto increíble”, asegura el secretario de APYMER, Antonio Palma. Entre los negocios más perjudicados por esta situación, además de la hostelería y los alojamientos turísticos, se encuentran también los pequeños comercios de nuestra ciudad.

Es el caso, por ejemplo, de Mercería La Canastilla. Su propietaria, Toñi Rodríguez, no entiende que su actividad no sea considerada esencial: “hay ferreterías abiertas porque hay fontaneros que están trabajando. Hay almacenes de construcción que están abiertos porque hay obreros que están trabajando. Mi negocio es esencial para un sector de la sociedad, el de la costura. De hecho, ahora que pasamos más tiempo en casa se hacen muchas más labores.”

Toñi asegura que por las características de su oficio y la gran cantidad de género de la que dispone en la tienda no le es factible vender por internet. “Las clientas te piden ideas y quieren ver el artículo, tocarlo o metrearlo. Eso por internet es muy difícil”, explica esta mercera con más de 30 años de experiencia en el sector.

A otros, sin embargo, las ventas online les están permitiendo seguir adelante en estos momentos tan complicados. Tony Roldán, o Tony ‘el zapatero’, como le conocen en Ronda, ha notado que los pedidos en su página web han aumentado en las últimas semanas aunque asegura que no son suficientes:

“Mi problema es que lo que más vendo online son las maletas y ahora no se puede viajar. Tengo en mi almacén mercancía de febrero del año pasado sin abrir. Los fabricantes están todos en la ruina.”, explica este autónomo que sí mantiene abierto el local para ofrecer su servicio de reparación de calzado.

El empresariado rondeño no se opone a las restricciones para frenar la expansión de la pandemia. Sin embargo, la mayor parte de los comerciantes denuncian la escasez de ayudas fiscales o económicas por parte de las administraciones así como las continuas trabas burocráticas a las que se enfrentan en cada solicitud.

“Yo vivo de mi negocio y mi hermana también. Y no existen ayudas para autónomos socieatarios. Entonces claro que estamos cabreadas. Cabreadas e indignadas porque ayudas, cero. Ayudas, cero”, repite Pilar Jiménez, copropietaria junto a Vanessa Jiménez de la tienda de ropa ‘Magenta’.

Además todos estos comerciantes defienden la seguridad de sus negocios. Explican que en los establecimientos pequeños se pueden controlar mejor los aforos y el lavado de manos a la entrada y salida de los clientes. En ese sentido aseguran sentirse discriminados frente a las grandes superficies.