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Las dificultades que plantean las medidas de seguridad para personas invidentes

Las personas invidentes encuentran dificultades a la hora de mantener la distancia de seguridad recomendada. // CharryTV

El director de la ONCE en Ronda ofrece algunas pautas para asistir a personas con discapacidad visual que lo necesiten a la hora de desplazarse por la ciudad

María José García

Las personas invidentes y sordociegas se sirven con frecuencia del tacto para desenvolverse en su entorno, y para, por ejemplo, leer información o cartelería en braille. Sin embargo el nuevo contexto social, que obliga al cumplimiento de las medidas de seguridad para evitar la propagación del COVID-19, entre las que se incluye evitar el contacto con superficies, complica aún más el día a día de aquellos con algún tipo de discapacidad visual.

“Cuando un invidente o una persona con sordoceguera se desplaza por la calle, el respeto por la distancia de seguridad es uno de los aspectos más complejos para este colectivo, porque cuando estamos en la calle las señales acústicas se ven distorsionadas por la mezcla de todos los sonidos, o bien porque quien se nos acerca no emite sonidos y es imposible detectarlo”, explica el Director de la ONCE en Ronda, José María Martín.

Otra dificultad añadida es el acceso a los comercios locales, ya que la recomendación de una higiene frecuente de manos impide la lectura de letreros en braille, para conocer información relevante, como por ejemplo el aforo máximo fijado para cada uno de los establecimientos.

Para minimizar este tipo de situaciones, Martín aconseja que las personas invidentes totales, parciales o sordociegas busquen apoyo en las personas de su entorno y les manifiesten su discapacidad. 

Así, el director de la ONCE en Ronda aconseja a quienes quieran ayudar a invidentes que, por ejemplo, busquen una dirección, que les ofrezcan indicaciones muy concretas de lo que están buscando: “Si damos una explicación genérica la persona que no ve es como si no le hubiéramos dado ningún mensaje, y probablemente se esté estresando, porque encima de que se le intenta ayudar, no es capaz de llegar a su objetivo”.

Además también recomienda que los ciudadanos que se comuniquen con el invidente eviten hacerlo de frente para garantizar el mantenimiento de la distancia, y se dirijan a él desde uno de sus laterales.

El acceso al transporte público supone otro hándicap, porque las personas invidentes deben utilizar el tacto para subir, por lo que Martín recomienda que las personas ciegas lleven consigo una mochila para llevar gel hidroalcohólico para la desinfección frecuente de manos, un bastón de repuesto, guantes y otros accesorios que puedan necesitar.

Por último Martín recuerda que podemos distinguir a las personas sordociega, con deficiencias visuales y auditivas, porque estas portan un baston en el que se intercala el color rojo y blanco. 

Mientras tanto las personas con ceguera total suele desplazarse haciendo uso de un bastón, un perro guía o acompañado de alguien a quien va sujeto para guiarse por las calles. Las personas con discapacidad visual grave pueden hacer uso de bastón, ir acompañadas, o bien tener autonomía para moverse sin ayuda.