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“Al deporte rondeño le deseo que siga yendo a más”

Andrés Molina en las pistas del polideportivo El Fuerte // Laura Caballero

Andrés Molina se jubila tras dedicar 25 años de su trayectoria profesional a las instalaciones del polideportivo El Fuerte y a la gente que ha pasado por ellas

Laura Caballero

Andrés Molina ha sido uno de los conserjes del polideportivo El Fuerte durante los últimos 25 años. Una gran parte de su vida laboral ha estado dedicada al deporte rondeño y a lo que ha sucedido a lo largo del tiempo en estas instalaciones.

“Cuando entré, no estaba ni la piscina hecha. Estas instalaciones han tenido un cambio tremendo”. Molina recuerda que el campo de fútbol era de tierra, debido a que estas infraestructuras pertenecían previamente a La Legión y afirma haber visto varios cambios de césped, así como haber inaugurado las pistas de pádel.

“Cuando empezaron las escuelas deportivas de fútbol, estaba por las mañanas aquí, de mantenimiento, y por las tardes entrenaba a niños en La Dehesa”. Además, ha sido árbitro en ligas comarcales de fútbol sala y fútbol 7, de las que ha formado parte de la organización. Y es que Molina siempre ha llevado dentro este deporte, al que empezó a jugar desde muy pequeño.

Al hablar de cómo percibe en la actualidad este deporte explica que “cuando ves la deportividad que hay en otras disciplinas, ves que el fútbol se está volviendo un poquito grosero, en comparación”. Es por eso que, afirma, es importante el papel de las escuelas deportivas para enseñar a los niños desde pequeños en valores de compañerismo.

“Los niños y las personas mayores son la ilusión de mi vida”, asegura. Durante los últimos 25 años, Andrés ha visto pasar a muchas generaciones de deportistas por las distintas disciplinas que se han impartido tanto en las pistas, como en el campo de fútbol.

Con los compañeros asegura haber vivido penas, alegrías y, sobre todo, mucho trabajo. Un grupo muy unido, con el que el cariño se ha ido haciendo cada vez más latente con el paso de los años. “El último día, cuando llegué, me estaban esperando, incluso compañeros que no tenían que trabajar, para darme una sorpresa”, narra.

No fueron los únicos que quisieron que el recuerdo que se llevase Andrés de su último día como trabajador fuera inolvidable. Los clubes de bádminton y halterofilia o el de judo, hicieron lo propio. Hace muy poco que se fue, pero Molina ya lo echa de menos.

“Al deporte rondeño le deseo que siga yendo a más. Aquí educamos a los chiquititos y mantenemos entretenidas a personas de todas las edades”, explica.