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El Huerto salió a las calles para conmemorar su 75 Aniversario Fundacional

Entre los momentos más emotivos de la jornada destacó el paso del Señor por el Puente Nuevo, evocando aquellos años en los que la hermandad tenía su sede en el Convento de Santo Domingo. // Alejandro Portillo

La hermandad puso el broche de oro a un mes de junio completo en lo que a cofradías se refiere

Alejandro Portillo

La Hermandad de Nuestro Señor Orando en el Huerto y María Santísima Consuelo de las Tristezas vivió este sábado una jornada histórica con motivo de su 75º aniversario fundacional. La imagen arrodillada del Señor, que cada Lunes Santo conmueve a Ronda, volvió a procesionar por las calles de la ciudad en su salida extraordinaria.

A las 20:30 horas se abrían las puertas de la Iglesia de Santa Cecilia. El cortejo comenzaba a formarse mientras el silencio se rompía con los tres toques de martillo del capataz y Hermano Mayor, D. Francisco Pérez. El paso de talla rondeña echaba a andar, acompañado por la voz de la cantante rondeña Ainhoa Pérez, que interpretó, como es ya tradición, el Padre Nuestro.

Para esta ocasión tan especial, la hermandad recuperó una estampa que no se contemplaba desde el Vía Crucis Insigne del 28 de febrero de 2014: el Señor lució su túnica tallada, sin la compañía de los apóstoles, pero sí junto al Ángel Confortador.

El acompañamiento musical corrió a cargo de la Agrupación Musical Lágrimas de Dolores, de San Fernando, que desplegó su mejor repertorio a lo largo del recorrido. Una formación puntera que estuvo sublime durante todo el recorrido.

Entre los momentos más emotivos de la jornada destacó el paso del Señor por el Puente Nuevo, evocando aquellos años en los que la hermandad tenía su sede en el Convento de Santo Domingo. También fue especialmente significativo su encuentro con la Virgen de la Paz, en el Santuario de la Patrona, donde se vivieron escenas inolvidables.

El regreso tampoco estuvo exento de emociones. En la calle Ermita, la Hermandad de la Columna recibió al cortejo con un detalle conmemorativo. Además, se dispuso una alfombra de sal especialmente elaborada para la ocasión.

Pasada la 1:30 de la madrugada, el Señor regresaba a su templo dejando tras de sí una noche inolvidable. Con su recogida culminaba no solo una jornada extraordinaria, sino también un mes de junio intenso y pleno en vivencias cofrades que ya forman parte de la historia reciente de nuestra ciudad.