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Antonio Bravo, 35 años en “El Camino del Guerrero”

Bravo junto a varios alumnos durante la clases de verano // Antonio Bravo

Bravo junto a varios alumnos durante la clases de verano // Antonio Bravo

El Club Bushido, decano del kárate en Ronda, abrió por primera vez sus puertas en 1987 y ya acumula más de un centenar de cinturones negros y un incalculable número de trofeos y medallas

08 Aug 2022 - 15:47 // Charry TV Noticias

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El rondeño guarda muchas imágenes de sus comienzos, en los que ha tenido oportunidad de aprender de los mejores karatekas japoneses // Antonio Bravo
El rondeño guarda muchas imágenes de sus comienzos, en los que ha tenido oportunidad de aprender de los mejores karatekas japoneses // Antonio Bravo

Los más pequeños aprenden los valares de las artes marciales mediante juegos // CharryTV
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Promoción de 1991 // Antonio Bravo
Promoción de 1991 // Antonio Bravo

El Bushido ha participado en campeonatos de todo el mundo. Bravo nos enseña algunas imágenes de sus viajes a Holanda, Italia o Rusia.  // CharryTV
El Bushido ha participado en campeonatos de todo el mundo. Bravo nos enseña algunas imágenes de sus viajes a Holanda, Italia o Rusia. // CharryTV

A pesar de las achaques de la edad, este rondeño enamorado del karate no tiene pensamiento de jubilarse // CharryTV
A pesar de las achaques de la edad, este rondeño enamorado del karate no tiene pensamiento de jubilarse // CharryTV

Paloma González

El Club Bushido, una referente del kárate y las artes marciales en Ronda, cumple 35 años. Con motivo de este aniversario vamos a visitar sus instalaciones, ubicadas en la calle Infantes, muy cerca del estudio de Charry TV.
En la recepción nos recibe Pepi, la esposa de Antonio Bravo, el fundador del centro, que sigue muy en forma después de más de tres décadas.

Bravo, que así es como todos le conocen, comenzó a practicar el kárate de una forma más profesional en 1.975, supervisado por el malagueño Luis Fernández junto a un grupo de jóvenes de Ronda. 

Con el tiempo, consigue el primer Cinturón Negro Primer Dan para un rondeño y conoce a Godoy, alumno del Maestro Igarashi, que le descubre el estilo Wado Ryu.

“Consigues el cinturón negro, te das cuenta que te encanta y te planteas seguir trabajando para obtener los títulos de entrenador hasta que llega un momento que te ves con capacidad de tener un grupo propio de alumnos. Así es como nace el Bushido", explica Bravo.

De esta forma, en el año 1987 decide abrir su propia escuela a la que da por nombre un término japonés que se traduce como “el camino del guerrero”. Por ella han pasado desde entonces hasta tres generaciones de alumnos, acumulando más de 150 cinturones negros.

Bravo reconoce que la edad pasa factura y que no se encuentra con la agilidad de los primeros años, pero continúa realizando su trabajo con la misma ilusión: “Los pequeños te rejuvenecen. Te aplastan, pero te rejuvenecen”.

De hecho, cada año cuenta con unos 70 alumnos y sin descanso durante el verano, aunque con grupos más reducidos en la época estival. Los más pequeños aseguran que se lo pasan en grande porque se divierten mucho. Los adolescentes ven a su profesor como a un padre:

“Hace las clases muy bien y te diviertes muchísimo”, declaran Ana y Victoria, de 12 y 13 años. Andrés ha sido campeón de España, tiene 17 años y entrena con Bravo desde hace ocho. El joven asegura que se enganchó a este deporte desde el primer día que pisó la escuela y buena parte de la culpa es de su director: “Es nuestro segundo padre porque ha sido una inspiración para todos nosotros y una ayuda constante tanto en el ámbito del karate como fuera de la escuela, en nuestra vida privada”.

Los más mayores, no conciben su vida sin acudir a los entrenamientos porque aseguran haber creado una gran familia: “Comencé cuando abrió el gimnasio, tenía cuatro años y he continuado porque las artes marciales te transmiten una serie de valores y conductas que a los niños les viene muy bien y a los adultos nos ayuda a reconectar y liberarnos de muchas tensiones y estrés”, explica Carlos Rivera.

Bravo destaca que nunca se ha planteado crear campeones, sino “enseñar a nadar” y transmitir los importantes valores que caracterizan a las artes marciales, como el respeto, el agradecimiento y el perdón:

“El karateka puede adquirir unos conocimientos técnicos letales, pero también aprende a respetar. Y ahí es donde está la base de lo que queremos conseguir. Ten en cuenta que por aquí pasan muchos niños, algunos simplemente para realizar una actividad extraescolar o practicar algún deporte. Pero hay algunos que lo traen en el ADN. Eso se nota y es fantástico. Con el resto, intentamos buscar el equilibrio en su carácter para que sea, simplemente, una buena persona. En eso se nos va la vida”.

No obstante, gracias a la iniciativa, el tesón y la constancia de este rondeño, nuestra localidad ha tenido su propio torneo ‘Ciudad de Ronda’ y el Bushido ha contado con representación en competiciones internacionales. Prueba de ello son los cientos de fotos y carteles que decoran las paredes del local, así como los trofeos expuestos en la entrada de la escuela.

El rondeño no está dispuesto, de momento, a cerrar las puertas de su casa. Ni la edad, ni varias crisis económicas ni una pandemia han podido con su espíritu y su fortaleza:

“Cuando llegue el día en que los resultados no sean los que considero adecuados o mi cuerpo ya no pueda más, habrá que plantearse tristemente otra opción, pero aún podemos hacer muchas cosas. Simplemente, hay que saber adaptarse”. 

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