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Asociación Renacer: la pintura como herramienta de reciclaje

Las socias se reúnen los martes en una de las salas del Hogar del Jubilado. // CharryTV

Es uno de los principios que comparten las mujeres de este colectivo de Montejaque, las cuales ya han recuperado multitud de objetos y han decorado piezas de tela

Paloma González

No hay nada que no pueda tener un segundo uso después de una buena mano de pintura. Eso es lo que opinan en la Asociación Renacer, un colectivo de mujeres que surgió en Montejaque casi treinta años.

Sus socias se suelen reunir los martes por la tarde en una de las salas del Hogar del Jubilado de la localidad serrana para realizar diferentes talleres, en su mayoría relacionados con la pintura.

Tejas, jarrones, botes de conserva, mantas… Cualquier cosa puede tener una segunda vida y ellos lo han demostrado en más de una ocasión pues han redecorado multitud de objetos.

Como ejemplo, un jarra de aceite con más de un siglo de vida, que ha sido pintada, restaurada y que ahora funciona como elemento decorativo con un gran valor sentimental.

“Casi todos se han regalado a familiares, aunque también hemos realizado algunos proyectos que después hemos rifado con el objetivo de conseguir financiación para la asociación”, explica la presidenta, María Rosa Esteban.

La mayor parte del dinero recaudado se vuelve a invertir en la compra de materiales para los talleres de pintura. “Tampoco necesitamos mucho más. Nos reunimos porque nos relaja la pintura, nos sentimos realizadas y compartimos un rato muy agradable”, asegura Rai Riera.

Ani afirma. Ella cree que lo mejor de esta actividad es que consiguen desconectar del día a día, empoderarse como mujeres y dar rienda suelta a la creatividad y la imaginación.

Además, de vez en cuando también realizan actividades fuera de la sede, como viajes, charlas o actos en días importantes.

Por supuesto, no puede faltar cada martes una buena merienda. Cada semana, alguna de las más de veinte mujeres con las que cuenta la asociación lleva un dulce casero y toman café.

Además, están acompañadas por la Virgen de la Inmaculada, que las observa desde una de las paredes de la sala a través de una fotografía muy antigua.

Tampoco falta a su cita Lola, la perrita de Angelita, que se acerca con sigilo hasta nuestros pies atraída por el olor de la tarta de zanahorias que ha elaborado Antonia y que acaba de poner sobre la mesa.