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¿Qué pasa con los robos en Ronda?

Imagen de archivo de un robo en la calle La Bola // CharryTV

Artículo de opinión de Manolo Guerrero

Manolo Guerrero

Corría el verano de 2017 cuando la Policía Nacional celebró el 75 aniversario de su llegada a Ronda con un acto en la Alameda del Tajo. En su discurso, el delegado del Gobierno en Málaga, Miguel Briones, se refirió a nuestra ciudad como una de las más seguras de España, destacando la baja tasa de criminalidad. 

Durante muchos años cualquier robo en un comercio se convertía en la comidilla de cualquier tertulia en bares y cafeterías. Porque los rondeños ya hemos asimilado que lo más probable es que nunca veamos una autovía, ni un polígono lleno de industrias, ni tengamos nuestro particular Puerto Seco. Hemos asimilado también que el 90% de los jóvenes que estudian fuera, no regresan. Pero aquí siempre se había vivido con tranquilidad. Habíamos estado seguros... hasta ahora. 

Tengo amigos y conocidos que han destinado todos sus recursos a montar una tienda en Ronda, porque no se querían ir de su pueblo. Que han luchado contra el alto precio de un alquiler, la subida de la luz o las ventas por Internet. 

En cuestión de meses, han sufrido varios robos y destrozos en sus propiedades. Y se levantan con miedo a lo que se van a encontrar cuando lleguen a su local. Ahora es el pan nuestro de cada día lo que hace unos meses era raro, que se cometiese un robo (o hurto, porque estos artistas saben que si el valor de los efectos sustraídos no supera los 400 euros, no les pasa nada).

Hay dependientas que han llegado a enfrentarse a un hombre con un arma blanca por una prenda de 20 euros. Hay comercios que sufren robos frecuentemente, no solo en el centro, en cualquier barriada. Y todos sabemos quiénes son los autores. Los mismos que se tiran encima de una persona mayor para pedirle dinero en el aparcamiento del antiguo Cuartel de la Concepción. Los que luego bajan por la calle Puya. Y los que se están pinchando junto a un contenedor mientras una abuela tira la basura con su nieto. 

Eso sí, que nadie se atreva a plantarles cara y tomarse la justicia por su mano, porque se busca la ruina. Ni el aumento de patrullas policiales está surtiendo efecto. Porque, gracias a las leyes que tenemos, se echa casi lo mismo en cogerlos que lo que tarda un juez en dejarlos en libertad. 

Y mientras tanto, la historia no cambia. Cada vez más indeseables en nuestras calles y los que mantienen el pueblo a flote, asustados, arruinados y sin saber cómo afrontar este problema. Lo que está claro es que alguien debería coger ya el toro por los cuernos, porque una orden de alejamiento puntual no sirve de absolutamente nada. A la vista está.