En la calle Clara Campoamor de la localidad de Arriate se encuentra Pekku Studio. Se trata de un espacio muy particular en el que la fotógrafa arriateña Carolina Márquez está dando rienda suelta a su imaginación mientras cumple el sueño de tener su propio negocio y sentirse realizada como profesional. En 2018, esta joven decidió emprender y transformar por completo el local en el que sus padres tenían un supermercado para crear un estudio de fotografía que fuese diferente a los que existen en nuestra zona:
“Cuando mis padres cerraron me propusieron que me quedara con la tienda, pero yo aspiraba a algo más. Llevaba ya tiempo enredada en la fotografía, pero montar un estudio convencional era muy costoso. Además, no me llenaba. Tenía algunos neones en casa y se me ocurrió que podía hacer algo diferente y que las luces fuese las protagonistas, aunque hay más elementos que crean un ambiente alternativo”, explica su propietaria.
Todo comenzó en un pequeño rincón de una sala mayor 300 m2 a la que se le han ido añadiendo elementos con el paso del tiempo. Ahora cuenta con más de 80 neones diferentes, una pared con más de una treintena de televisores antiguos, varias consolas disponibles para usar, instrumentos musicales (batería, guitarra eléctrica y ukeleles), una infinidad de espejos, cámaras, un vestuario con zona de café y muchos complementos y ropa para poder usar, entre otros muchos elementos. No obstante, uno de los que más llama la atención es un Peugeot 205.
“Soy de la opinión de que todo puede tener un segundo o tercer uso si se le encuentra la utilidad adecuada. En este caso, cada elemento cuenta y ya son muchas las personas que me conocen que antes de tirar nada me preguntan si me puede venir bien para el estudio. Es el caso de los televisores, por ejemplo. Al final, esto se está convirtiendo también en un pequeño museo”, señala.
A pesar de que su negocio apenas lleva unos años funcionando, que se encuentra en una pequeña población de interior y que ha tenido que afrontar las consecuencias económicas de una pandemia, Carolina asegura sentirse feliz y contenta porque el número de clientes no para de crecer.
“Aquí se han hecho ya muchas sesiones de fotografía y videoclips. Es un espacio muy amplio en el que todo está conectado. Eso da mucho juego. Además, puedes contratar mis servicios como fotógrafa o puedes alquilarlo y venir con otros equipos. Es algo muy práctico que está funcionando muy bien”.
En cuanto al nombre, nada tiene que ver con la familia, con el municipio o con la Serranía de Ronda: “Significa picotear en japonés. Me gustan mucho los pingüinos, pero todos los nombres que se me ocurrían estaban registrados, hasta que un día me vino la inspiración y me sonó bien”, confiesa.
Antes de despedirnos, Carolina ha invitado a todos los rondeños a que conozcan mejor el estudio a través de sus redes sociales y su página web www.pekkustudio.wordpress.com





