En torno a 150 empresarios, autónomos y comerciantes, en su mayoría profesionales del sector hostelero y de la restauración acompañados de familiares y conocidos, han salido a la calle para reclamar un mayor apoyo institucional a través de medidas específicas que palien el descalabro económico derivado de la crisis sanitaria.
A la precariedad que aqueja al sector se le han unido en los últimos días las restricciones horarias que impiden el funcionamiento de actividades consideradas no esenciales, a partir de las 18:00 horas, así como el cierre perimetral de los municipios, que ha provocado una caída en picado del consumo.
“Queremos reivindicar nuestro derecho al trabajo, y en vista de las declaraciones que ha hecho hoy la alcaldesa de que no puede ayudar más quería preguntarle en qué nos ha ayudado”, explica Lourdes Vargas, propietaria del Restaurante El Casino, quien sostiene haber perdido dos de sus negocios como consecuencia de la crisis derivada de la pandemia.
Consideran que las medidas anunciadas hasta la fecha, en concreto por parte de la administración local con la exención de impuestos de basuras y ocupación de la vía pública durante algunos meses, resultan insuficientes.
“Pedimos, no solo la hostelería sino todos los comercios de Ronda, tasa cero y como otros ayuntamientos, que han ayudado con alguna bonificación de algún tipo a los comercios, que este ayuntamiento también lo haga. Eso para los habitantes de Ronda es una inyección, para que vean que nos estamos asfixiando y que también ellos nos ayuden, que no gasten fuera, que gasten en Ronda, que vean que estamos necesitados, y que se vuelquen con nosotros”, ha argumentado la empresaria.
El recorrido se ha iniciado a las seis de la tarde en la Plaza del Socorro, y ha continuado por Calle Espinel y Virgen de la Paz hasta el Puente Nuevo y, posteriormente hasta el Barrio de San Francisco, donde ha concluido la manifestación.
Los manifestantes han marchado al grito de “No nos merecemos la ruina que tenemos”, “Sin ingresos no hay impuestos” y “Ayuda ya”, entre clamores y ruido de objetos metálicos que golpeaban algunos de ellos, al tiempo que la multitud palmeaba en señal de apoyo.

