Tampoco pudo ser este año. Otro Viernes Santo gris y lluvioso en el Barrio de San Francisco. Gente llana, una hermandad modélica y meses de trabajo que no tuvieron el resultado esperado. Una Casa Hermandad que guarda entre sus paredes infinidad de recuerdos, vivencias y momentos imborrables. Tres años, demasiados, sin que el Santo Entierro y Nuestra Señora de la Soledad puedan realizar su estación penitencial.
Al menos ayer no se vivió el mal trago de 2012, cuando el cortejo tuvo que regresar sobre sus pasos desde la calle Empedrada tras verse sorprendido por un intenso aguacero ya con sus dos tronos en el exterior. Esta vez no hubo dudas y la cabeza primó sobre el corazón y el deseo de salir.
A las seis de la tarde el Barrio ya vivía sus mejores galas. Las previsiones, sin embargo, no eran nada optimistas y se podía apreciar el desánimo en el rostro de los hermanos y vecinos. Entonces apareció Manuel Pérez, que confirmó lo que se temía mientras empezaban a abrirse los primeros paraguas. «Este año tampoco realizaremos estación penitencial. Otro palo, pero ya está aquí el agua».
Al Hermano Mayor no le salían las palabras. «Me duele por mi gente, que este año se ha matado a trabajar por el Santo Entierro. Desde Navidad se han dedicado a la Hermandad mañana, tarde y noche». Emoción a raudales y testimonios sobrecogedores por parte de la gente que compone una hermandad tan especial y querida en Ronda.
Ese sentimiento se ejemplificaba en José Manuel Galindo, mayordomo de la Virgen. Le costaba expresar lo que sentía, pero quiso agradecer el trabajo de los horquilleros. Igual que Gabriel Becerra, capataz del Santo Entierro. «Hoy están de moda los pasos de costaleros, pero yo tengo el honor de contar con estos 88 hombres». Un año especial además por tratarse del último de la actual Junta de Gobierno.
Antonio López explicó que «aunque es un trago muy duro, es preferible que nos llueva ahora a que el agua nos sorprenda en mitad del recorrido. Nuestros tronos son grandes, no tendríamos dónde cobijarnos y tardamos tres horas en llegar al centro».
Y se abrieron las puertas para que el Barrio de San Francisco expresase la devoción por sus Titulares. La primera levantá corrió a cargo de alguien que representa a la perfección los valores del Santo Entierro, José Manuel Torres, albacea de la Hermandad. De fondo, sonaban las marchas de la Banda de Música Arunda, que acompañaba a Cristo Yacente; y la Banda Municipal de Algatocín, que acompañaba a Nuestra Señora de la Soledad, que este año estrenaba un corazón de plata y fajín para su saya. Orgullo de Hermandad y de Barrio. Y Ronda, deseosa de que el Viernes Santo de 2014 el Santo Entierro pueda brillar con todo su esplendor por las calles de la ciudad.




