Mucho ha dado que hablar la decisión de la Junta de Gobierno de la Hermandad del Prendimiento de procesionar el pasado Domingo de Ramos. El motivo, que pese a las previsiones de lluvia para la tarde-noche y que acabaron cumpliéndose, se determinó realizar la estación penitencial por las calles de la ciudad. Para muchos rondeños fue un acto de valentía. Pero otros, sin embargo, llegaron a calificarlo como una temeridad, innecesaria y que pudo poner en peligro el patrimonio cultural, artístico e incluso humano.
«Se ha creado una alarma social que no entiendo. En el Santuario de María Auxiliadora cualquier rondeño puede ver que el Señor y la Virgen se encuentran en perfecto estado», afirmó Juan Carlos Marín, visiblemente contrariado por las críticas recibidas en los últimos días. «A muchas hermandades les ha llovido en otras ocasiones y no ha pasado nada. Y nosotros parece que hemos cometido un crimen por salir», puntualizó. Sobre las consecuencias de la lluvia, explicó que «sólo se mojaron las flores», mientras que el paso del Señor, «que no está tallado ni dorado, estaba seco al rato».
Para Marín, «hicimos lo que creímos que era más oportuno para la hermandad y para el pueblo de Ronda». Incluso ciertas voces han pedido en los últimos días su dimisión como Hermano Mayor, a lo que contestó que «respeto todas las opiniones y si tengo que dejar mi cargo por esto, que lo decidan los hermanos en cabildo». Eso sí, afirmó que «la mayoría de los hermanos nos han hecho llegar que están con nosotros».
Según el Hermano Mayor del Prendimiento, «el único problema fue que el agua que esperábamos en torno a las once de la noche nos sorprendió algo antes, pero íbamos preparados». Entre esas medidas preventivas citó «un falso techo de palio para la Virgen del Rosario, con plástico aislante, por lo que no le ha caído ni una gota de agua. Y al Señor lo tapamos con plásticos cuando empezó a llover con intensidad y tampoco le ha pasado nada. Hasta las túnicas estaban secas al día siguiente», dio a conocer Juan Carlos Marín.
Por último, agradeció a los hermanos «que mantuvieran el tipo pese a la lluvia durante el cortejo. No obligamos a nadie a quedarse, pero la gran mayoría lo hicieron, mostrando su respaldo hacia la decisión de la Junta de Gobierno», concluyó.




