Este sábado, Ronda vivió una jornada para el recuerdo con la Salida Extraordinaria de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento, con motivo del XXV Aniversario de la bendición de la imagen. A las 20:00 horas, las puertas de la Iglesia de San Rafael se abrieron. Una gran cantidad de público acudió dispuesto a vivir una jornada marcada por la emoción y la devoción.
El cortejo ofreció una estampa de gran belleza y recogimiento, con la presencia destacada de mujeres ataviadas con mantilla y de los niños de la hermandad, tan presentes en el día a día de la corporación.
La salida fue imponente. Poco a poco, el paso fue asomando entre una nube de incienso que anunciaba la magnitud del momento. En una gran escenografía, la hermandad presentó al Señor sin el caballo, el romano a caballo ni el esclavo etíope que lo acompañan cada Domingo de Ramos.
La fuerza de la talla de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento bastó para llenar el espacio con su presencia. Vestido con una nueva túnica de terciopelo morado bordada en oro, donada por hermanos, el Señor dejó una impactante imagen que fue muy aplaudida por el público, que reconoció con admiración el acierto de la hermandad.
Acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora de Gracia de Carmona, que estrenó para la ocasión la marcha “Galeón”, el Señor recorrió las calles de sus tres barrios: San Rafael, la U.V.A. y San Cristóbal, envolviendo de emoción a su feligresía.
No faltaron momentos cargados de emoción, como su paso por la Plaza Virgen de la Esperanza o el tránsito bajo los dos arcos de San Cristóbal. Especialmente emotiva fue la petalada lanzada desde uno de ellos, quedando grabada en la memoria de todos los allí presentes.
En el recuerdo, también, estuvieron todos aquellos hermanos que dedicaron su vida a esta corporación y que ya no están. Sus nombres resonaron en el corazón de quienes los suceden, en una noche en la que la hermandad se sintió más unida que nunca.
A su llegada a la Parroquia de San Cristóbal, el barrio se volcó con su Señor. Arropado por vivas y aplausos, el paso se recogió al son del Himno Nacional, cerrando así una jornada histórica para la Hermandad del Prendimiento.
Un sábado inolvidable, marcado por la emoción, la devoción y las lágrimas de quienes sienten a Nuestro Padre Jesús del Prendimiento como parte de su vida.
