La Mercería Madroñal cumple 30 años de vida en la calle Cruz Verde

Salvadora Sánchez regresaba de Alemania con sus tres hijos en 1991 cuando decidió emprender sola un negocio que se ha convertido para ella en “un sueño hecho realidad”
A la derecha de la imagen Salvadora Sánchez, creadora de la Mercería Madroñal, junto a su hija Paqui Atienza.
A la derecha de la imagen Salvadora Sánchez, creadora de la Mercería Madroñal, junto a su hija Paqui Atienza.

María José García

“Me vine de Alemania con tres niños y quería montar un negocio. Pensé, ¿qué puedo montar yo sola? Una mercería. Me gustaba mucho la costura, hice corte y confección por mi cuenta”, Salvadora Sánchez se traslada a 1991 para recordar sus inicios al frente de la Mercería Madroñal. Fue un 14 de marzo de hace ya 30 años en un pequeño local de la calle Cruz Verde que hace años experimentó una ampliación.

Pese a los obstáculos que muchas mujeres encuentran a su paso cuando deciden abrir un negocio, Salvadora sostiene que no tuvo ninguna dificultad: “Gracias a Dios me vino todo rodado, empecé muy bien y sigo igual”.
A su lado una de sus hijas y empleada en la mercería, Paqui Atienza, apostilla: “en ese momento España estaba en crisis”. Ella ha vivido junto a su madre la evolución de la mercería: “Nos emociona mucho recordar cómo empezó todo, poquito a poco, con mucho esfuerzo y ver ahora la tienda que tenemos”.

Salvadora incide en la fidelidad de su cartera de clientas que la han acompañado durante toda su trayectoria, aunque tanto ella como Paqui explican que la venta de telas, botones y accesorios de textil ha evolucionado mucho en los últimos 30 años.

Telas de patchwork, punto de cruz, hilos de costura y de labores, botones, encajes de diversos tipos, lazos de raso, cordones, madroños, elásticos, bastidores, tijeras, enhebradores, agujas… Con los años la Mercería Madroñal ha ido incorporando nuevos artículos, ampliando poco a poco su oferta y adaptándose a las demandas de la clientela.

“El mundo de la mercería ha cambiado mucho. Antes todo el mundo se hacía la ropa, lo más clásico, y ahora la mercería es costura, labores, manualidades…”, añade Paqui, quien recuerda el bullicio que se vivía en el establecimiento a pocas semanas de eventos señalados para la ciudad como Ronda Romántica, la Feria de Ronda o los actos que tradicionalmente se celebran en otros municipios de la comarca, como las fiestas sobre moros o cristianos, o la Pasión Bandolera.

A pesar de que el último año el consumo se ha contraído con motivo de la pandemia, Salvadora siente que su mercería es hoy “un sueño hecho realidad”, mientras que su hija Paqui no puede esconder su orgullo: “Me encanta trabajar con mi madre, es la mejor compañera que puedo tener, ya que he aprendido muchísimo de ella. Tenemos mucha suerte, esto es una pequeña familia y trabajar aquí es algo estupendo”.

Finalmente Paqui concluye con un alegato a favor del comercio local en tiempos de crisis: “Hay que ser muy positivo, de todo se sale con paciencia, esfuerzo, y unión luchando por su pueblo. No solo la mercería, todos los comerciantes, hay que dejar el dinero aquí, comprar en Ronda y acordarse de sus vecinos”.

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