María José García

A las ocho y media de una tarde plácida, cielo despejado y suaves temperaturas, se abrían, con rigurosa puntualidad, las puertas de la Iglesia de Santa Cecilia, que ya dejaban ver la cruz de guía de la Hermandad de Nuestro Señor Orando en el Huerto. 

Los vecinos se congregaban con máxima expectación en los alrededores de la sede canónica de esta cofradía y a lo lejos podía escucharse desde el interior del templo la voz de la cantaora rondeña Ainhoa Pérez como primer indicio musical de la salida de los sagrados titulares, uno de los momentos más esperados por los cofrades rondeños y en especial por los hermanos de El Huerto.

En esta ocasión se ha cerrado un ciclo en dos sentidos: José Luis Gamarro ha cumplido su último y octavo año como Hermano Mayor de la hermandad, y se ha completado al fin la candelería del paso de palio compuesta por 66 piezas con la reciente adquisición de sus últimas 16 piezas. Nuestro Señor Orando en el Huerto estrenó a su vez unas potencias bañadas en oro.

Los primeros sones de la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Rosario de Arriate celebraban con la marcha real la primera levantá de los 45 costaleros que portaban a Nuestro Señor Orando en el Huerto una vez fuera del templo. El capataz Francisco Pérez quiso dedicar esa primera levantá a la juventud cofrade y a la incorporación de nuevos hermanos año tras año.

La complejidad técnica de la salida de María Santísima Consuelo de las Tristezas, que cada año obliga a sus 30 costaleros a sacar el paso de rodillas, se saldó con éxito y así lo corroboraban los sones de la Banda de Música Arunda y los múltiples aplausos que pudieron escucharse en la Plaza de los Descalzos.