La Hermandad de Los Gitanos puso el broche de oro a un inolvidable Domingo de Ramos en el que, al igual que en 2014, las tres hermandades que realizaban su estación penitencial completaron su itinerario ante la atenta mirada de miles de rondeños.
Olor a romero en las callejuelas del casco histórico, elegancia y sentimiento por parte de sus costaleros y quejíos en forma de saeta para cerrar el primer día de nuestra Semana de Pasión. Emociones a flor de piel antes de la salida desde Santa María por la levantá del Paso de Nuestro Padre Jesús de la Salud para pedir por una niña enferma.
A las siete de la tarde hacía su aparición desde la Colegiata de Santa María La Mayor la Cruz de Guía, una joya del siglo XVI. En sus aledaños esperaban cientos de fieles la llegada del Manué y Amargura, que por segundo año consecutivo estuvieron escoltados por efectivos de la Guardia Civil.
La Agrupación Musical Virgen de la Oliva, de Vejer de la Frontera interpretaba La Saeta. Los hermanos colocaban los respiraderos del Paso del Manué antes de realizar su aparición en Duquesa de Parcent. Tras él, Amargura, con Juan Conrado Osuna al martillo. La Virgen estrenó saya, fajín bordado y rostrillo y recorrió con elegancia las calles de la ciudad con el acompañamiento de la Banda de Música Arunda.
Inmensa estética y plasticidad en el paso por el Puente Nuevo mientras la noche comenzaba a caer en Ronda. Cielo anaranjado y lágrimas de Amargura por la traición de Judas y el apresamiento de Jesús en Getsemaní.


