Trabajar por quienes no tienen nada o no tienen a nadie. Esta ha sido la labor de Jesús García Barriga, un religioso que a sus 59 años se va a convertir en Hijo Predilecto de Ronda en el Pleno que se llevará a cabo el próximo jueves en el Convento de Santo Domingo.
Su necesidad de ayudar al prójimo ante todo y por encima de todo le llevó a dejar la orden de San Juan de Dios para dedicarse en cuerpo y alma a la creación de la Obra Social de Acogida y Desarrollo de Canarias, de la que es fundador y presidente.
“Dentro de mis cálculos no estaba ir a Canarias porque creía que allí no había pobreza y me impresionó mucho conocer aquella realidad. He pasado allí los últimos 28 años de mi vida, de los cuales tres dediqué a la Ciudad de San Juan de Dios y posteriormente a la creación y consolidación de la Obra Social de Acogida y Desarrollo, que es una herramienta para sacar a las personas de la pobreza”, ha explicado.
La importante función que el rondeño realiza destaca aún más en una sociedad en la que se han perdido muchos valores. A este respecto, ha manifestado que “antes se ponía más empeño en el otro y ahora en uno mismo. Antes se encontraban más personas capaces de morir por los demás y ahora encontramos más personas capaces de pisotear al resto. Pero sigue habiendo mucha gente buena y gracias a ello podemos soportar tantas cosas”.
Entre crisis de valores y la dilatada crisis económicas, Jesús García Barriga, también tiene la capacidad de encontrar aspectos positivos y es que, según ha afirmado, “se reciben más personas desfavorecidas pero la crisis ha purificado muchas cosas. Cuando hay dinero fácil no surge la necesidad de trabajar más, de ser más avispado o de ser mejores personas. La facilidad atrofia”.
También ha insistido en que la pobreza no es sólo no tener dinero, y es que por su experiencia sabe que “cuando se recoge a una persona del último escalón de la calle, lo que más le duele es despertar y no tener a alguien que lo quiera. Eso sí es ser pobre».
Su forma de ser y el cariño que le procesa a su ciudad natal lo hacen ser un más que merecido Hijo Predilecto. “En Ronda están mis cimientos. Es una ciudad que trasmite mucho y es especial y nos hace diferente. El rondeño tiene alma de torero, santo y bandolero. Somos una casta diferente, es como la genética”, ha dicho.
De su juventud ha recordado los días en los que visitaba el Hospital Comarcal de Santa Bárbara y “en aquella sala de beneficencia encontraba a personas que no tenían razones para ser queridas porque no tenían absolutamente nada. Ibas allí y los querías porque tenías que quererlos”.
En lo que respecta al nombramiento ha reconocido que “me sobrepasa. Tengo que ser humilde, agachar la cabeza y dejarme querer porque hay personas que consideran que lo merezco”. Finalmente ha añadido que “para mi supone un mayor compromiso con este pueblo y ser mejor persona”
				
								
															

								



