Por segundo año consecutivo las calles del casco histórico se quedaron sin la presencia del ‘Manué’ y María Santísima de la Amargura por culpa de la lluvia. Y eso que en un principio el Hermano Mayor de Los Gitanos, Rafael Muñoz, dio a conocer tras reunirse con el resto de miembros de la Junta de Gobierno que las puertas de la colegiata de Santa María La Mayor se abrirían a la hora indicada, las siete de la tarde.

La denominada Puerta del Obispo llegó a abrirse y la cruz de guía se asomó al pasaje Vicente Becerra, donde se congregaban cientos de personas entre el olor a romero tan característico de la Hermandad de Los Gitanos. Pero en ese momento comenzó a llover y se decidió esperar media hora para tomar una decisión definitiva.

Una vez transcurrido ese tiempo, la Junta de Gobierno determinó que lo más adecuado era realizar un acto penitencial en el interior del templo y no salir a las calles de la ciudad. Fue lo más acertado, ya que la lluvia fue la nota dominante en una noche gris.

Luego se vivieron momentos llenos de emotividad y sentimiento, mientras las cuadrillas de costaleros mecían hacia el Altar Mayor los pasos de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de la Amargura entre las marchas de la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Oliva, de Véjer de la Frontera; y la Banda de Música Arunda. Tras ello se abrieron las puertas de Santa María y numerosos fieles, que habían aguardado en el exterior a pesar de la lluvia, accedieron a la colegiata para cumplir con su cita anual con los Titulares de Los Gitanos. 

Lamentos y abrazos de complicidad entre los presentes. Y palabras llenas de entereza y cordura de Rafael Muñoz, que agradeció el trabajo de los hermanos y expresó su deseo de que el próximo año Los Gitanos puedan por fin expresar su fe el Domingo de Ramos por las calles de Ronda.