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Juan Calderón, el tallista rondeño de Oklahoma

Ha visitado el plató de Charry TV durante su última visita a España. // CharryTV

Profesor de idiomas y artista vocacional en EE.UU., a sus 86 años ha vuelto a la ciudad para intentar recuperar la casa de su infancia en Carrera Espinel

Paloma González

No es fácil resumir la vida de Juan Calderón en unas pocas líneas dada la cantidad de viajes que ha realizado, las aventuras y las experiencias que guarda en su cabeza, de perfecta lucidez a sus 86 años de edad.

Natural de Olvera, llegó a Ronda a la edad de cinco años y estudió en el antiguo colegio salesiano El Castillo. “Mi padre era un hombre de campo y no quería que yo fuese un cateto”. Sin embargo, Juan nunca fue un alumno ejemplar para los estándares de la época. De hecho, se denomina a sí mismo como “la oveja negra”.

Al joven le atraía la idea de ser profesor, pero tenía otras inquietudes. Tanto es así, que ha vivido en Barcelona, en Bélgica y en Alemania, realizando todo tipo de trabajos mientras aprendía el idioma. “Durante mucho tiempo, mi único calzado fueron unas alpargatas”, recuerda. Además, ha visitado países alrededor de todo el mundo, como el Congo o Israel.

A la edad de treinta años, animado por un amigo, se marcha a Estados Unidos y es allí donde por fin consigue terminar el Bachiller y realizar los estudios necesarios para poder impartir clases.

“Yo hablaba español y francés, pero no tenía ni idea de inglés. Sin embargo, me esforcé mucho, estudiaba después del trabajo y conseguí mis objetivos”, añade.

Además, el profesor rondeño Juan Calderón fue nombrado con el título de Okie (Ciudadano Honorario) por el Gobierno del estado de Oklahoma.

No obstante, el reconocimiento que guarda con mayor cariño es el que recibió en 1957 como campeón de talla de juventud de la provincia de Málaga. Y es que Juan Calderón, además de docente, también es un artista.

“En Ronda siempre ha habido muchos y buenos tallistas. Siendo muy pequeño, iba a ver todos los días a uno que trabajaba en lo que hoy es el Hotel El Tajo. Me encantaba mirar cómo sacaba esas flores”, detalla.

Juan comenzó a hacer sus primeros trabajos de talla al estilo castellano a los 15 años y ni el tiempo ni la distancia le han impedido seguir realizándolos. Es más, en algunas ocasiones ha encargado las herramientas y la materia prima a empresas de Ronda porque considera que son las mejores. Es por ello que muchos le describen como un gran embajador del mueble rondeño.

Éstas, no obstante, siempre han sido para uso y disfrute personal. En ocasiones contadas ha regalado algún trabajo. De hecho, uno de sus deseos es recuperar la casa en la que vivía de pequeño y traer una buena parte de todo ese patrimonio material a Ronda.

Juan y su familia vivían en un piso de Carrera Espinel que primero fue una pensión. Por un malentendido o error administrativo, firmó un documento en el que renunciaba a la herencia de su padre.

“Ese es el motivo por el que estoy aquí. Quiero aclarar lo que ocurrió y recuperar esa casa porque mi firma está en ese papel, pero sé perfectamente que yo jamás hubiese hecho algo así. A mí me sobra el dinero. Soy un hombre rico, pero esa casa tiene un gran valor sentimental y nada me haría más ilusión que volver a allí y poner una placa en la fachada”.

Juan Calderón es una persona profundamente religiosa y es esa fe la que le impulsa a seguir luchando para alcanza un último sueño en la vida.