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Banderas contra el desánimo

Julio y Manuel exhiben desde casa su pancarta de apoyo. // CharryTV

Los más pequeños aprovechan su tiempo en casa para elaborar originales pancartas de apoyo a la población y a los que deben trabajar durante la crisis

María José García

Los padres de los más pequeños han asumido estos días el reto de explicar a sus hijos qué es el coronavirus y por qué a partir de ahora deben permanecer en casa. Les cuentan que hay un bichito en la calle y que es necesario quedarse en casa hasta que desaparezca, y tratan de colmar su curiosidad con naturalidad y respuestas sencillas.

“Al principio no me dejaban ni abrir la ventana porque se creían que iba a entrar el bichito, pero luego les expliqué que sí se podía”, cuenta María Martín, madre de Julio de cuatro años y de Manuel de dos. Ambos han elaborado una colorida pancarta con el mensaje “Todo saldrá bien” y un arcoíris.

Se trata de un movimiento que surgió en Italia cuando aquel país vivía de lleno el auge la crisis del coronavirus y los niños decidieron poner una nota de color y de ánimo a la obligación de pasar largas horas en casa.

“El mayor echa más de menos el cole, a la seño y a sus amigos. Además no entienden que no puedan ver a su abuela, que vive enfrente, y me dicen que por qué no se viene con nosotros”, dice María, quien por otro lado añade que hacen videollamadas constantemente para hablar con su abuela.

Los distintos centros educativos ya han implantado el teletrabajo de sus profesores, quienes envían a los padres de alumnos correos en los que proponen un horario para realizar actividades y hacer un seguimiento del avance de los pequeños en casa. 

“Nosotros se lo explicamos con naturalidad aunque ya en el colegio les habían explicado algo, venían muy concienciados sobre la higiene de manos, aunque les cuesta más el tema de los besos y abrazos porque son muy cariñosos”, el que habla es Antonio Palma, padre de Martina, de siete años y de Marco Antonio y Natalia de 10.

Antonio cuenta que a Martina le encanta pintar, así que cuando vio las pancartas que habían realizado los niños italianos sin dudarlo se dispuso a dibujar la suya propia. En ella incluyó a dos profesionales sanitarios, como dos de las primas de Antonio, y los mensajes “Gracias por ayudar” y “Todo saldrá bien”.

Yolanda Ramos lleva una semana sin ver a su nieta Tatiana, de dos años, ya que vive con la bisabuela de la pequeña, de 93 años, y al pertenecer al perfil de riesgo cumple las recomendaciones de evitar visitas.

La madre de la pequeña, que también se llama Tatiana, trata de hacer lo más ameno posible su tiempo en casa. “La madre ya no sabe qué inventarse, a ella le encanta jugar con ella, baila, se inventa canciones y juegos…”, explica Yolanda, quien admite que su nieta, al ser tan pequeña, aún no es consciente de lo que ocurre.

Los padres se ven capaces de sobrellevar las circunstancias por el momento, aunque reconocen, como sostiene María, que “esto es solo el principio, con el tiempo se irá complicando”. 

Lo que sí es cierto es que, al parecer, de entrada, los pequeños de nuestra ciudad están concienciados sobre la importancia de quedarse en casa, y es ingente la tarea que deben de llevar a cabo sus padres para llenar de opciones didácticas y de ocio su tiempo en casa, así como enfrentarse a sus insistentes preguntas acerca de cuánto tiempo va a durar la situación.