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Lola Martínez, directora del CEIP Juan Carrillo: “Estamos agotados pero ha merecido la pena”

Las mascarillas han protagonizado este pasado curso académico al ser obligatoria también para los mayopres de 6 años // Santiago Jurado

Directores de colegios rondeños hacen balance positivo del curso 2020/2021 a pesar de las dificultades a las que se han tenido que enfrentar con motivo de la pandemia.

Paloma González

Este pasado miércoles finalizaba uno de los cursos escolares más atípicos de nuestra historia reciente debido al coronavirus. Una etapa que comenzaba con mucha incertidumbre por parte de los padres y también de los profesores. “El miedo estaba presente en el personal porque era obvio”, asegura Pablo Herrera, director del colegio Sagrado Corazón - Fundación Spínola, añadiendo que en su centro lo que intentaron desde un primer momento fue transformar todas esas sensaciones en oportunidades.

Además, Herrera asegura que el protocolo marco de actuación en los centros educativos que publicó la Junta de Andalucía llegó muy tarde y con una normativa tan generalizada que no se podía ajustar en muchos casos a la realidad de cada colegio por lo que los diferentes equipos directivos acabaron adaptándolo en función de sus necesidades.

En este sentido, Lola Martínez, directora del colegio Juan Carrillo, apunta que el primer trimestre ha sido el más duro de todo el curso. A partir de ahí, toda la comunidad educativa fue adaptándose a la nueva normalidad, destacando especialmente el propio alumnado: “Ha sido impresionante su capacidad de adaptación. Desde los más pequeños hasta los adolescentes, que suelen ser más rebeldes a ciertas edades”.

Al pedirles un balance general, ambos directores tuvieron la misma respuesta: positivo. Y es que a pesar de todas las dificultades y la incertidumbre, en algunos casos, como ha ocurrido en el colegio Juan Carrillo, los resultados finales de los alumnos han sido incluso mejores que en años anteriores.

Es por ello que tanto Herrera como Martínez consideran que la pandemia también ha permitido incorporar herramientas y actuaciones que deberían permanecer el próximo curso. Entre ellas, la entrada escalonada, la higiene de manos o las nuevas aplicaciones digitales. Aunque a lo que a tecnología se refieren, ambos coinciden en que las clases presenciales deben ser algo incuestionable.

Aún se encuentran a la espera de conocer cuáles van a ser las directrices para el próximo curso. Sin embargo estos directores están convencidos de que se va a desarrollar con una mayor “normalidad”, a pesar de las circunstancias.

También ellos necesitan descansar ahora del que ha sido, probablemente, uno de los cursos más largos de la historia pues, como dice Lola, “no hemos parado desde el año 2019. Y aunque siempre te entristece llegar al final de cada año escolar, necesitamos parar y reponer fuerzas”.