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Ponerse en el lugar del otro

El Ayuntamiento de Ronda ha decretado tres días de luto por la muerte de tres jóvenes en un accidente de tráfico // CharryTV

Artículo de opinión de Manolo Guerrero

Manolo Guerrero

Esta semana no ha sido buena para ningún rondeño. En una ciudad pequeña y manejable como la nuestra, en la que prácticamente todos nos conocemos, es imposible que no te toque por algún lado un caso como con el que nos despertamos el pasado miércoles. Un triste accidente en el que perdieron la vida tres chavales, dos de ellos menores de edad. 

Creo que no existe nada más doloroso que enterrar a un hijo. Es antinatura. Y todavía más en estas circunstancias, en estas largas noches de verano en las que, una vez acabado el curso, los adolescentes tienen más cuartelillo. Nadie podía esperar un desenlace como éste y yo desde luego no soy nadie para realizar valoraciones de otro tipo, como alguna que he escuchado en la calle a posteriori. Pero en lo que quiero detenerme es en cómo se ha tratado este suceso tanto por parte de los medios de comunicación, como del dispositivo que actuó en el caso.

Estoy convencido de que, a la hora de mostrar lo sucedido, un policía o guardia civil, los bomberos o los que trabajamos en la prensa lo primero que tenemos que hacer es ponernos en el lugar de las personas que han sufrido una desgracia y empatizar con ellas. 

Desde que empecé a trabajar en esto, me ha costado mucho no alterarme con la deshumanización en situaciones de este tipo por parte de algunos profesionales que vienen desde ciudades más grandes, aunque entiendo que hacen lo que les mandan los de arriba, sus jefes. Recuerdo especialmente el asesinato de María Esther en enero de 2011 y el show que montó una periodista de La Sexta que se hizo pasar incluso por policía para colarse donde nadie lo hacía.

La búsqueda constante de declaraciones morbosas, de situaciones guionizadas que llamasen la atención en la tele... cuando lo que allí había pasado es que a una chiquilla la había matado a pedradas un indeseable y que todo eso que estaban haciendo algunos medios nacionales, sobraba. Que hay que informar, por supuesto, pero no convertir el drama de terceras personas en una película de las de Antena 3 los domingos a las cuatro de la tarde. Que hay gente sufriendo. Y una niña que ya no está entre nosotros.

En cuanto a lo sucedido en Ronda ahora, he de decir que me conmovió hablar con uno de los policías locales que intervinieron. Empatizó rápidamente con el dolor ajeno. En lo que respecta a la comunicación, para mí sobraron algunas fotos de la galería del Consorcio Provincial de Bomberos en redes. Desde la más absoluta humildad, pienso que no hacía falta mostrar tanto, porque al ver una imagen de cómo había quedado el coche, ya se intuía todo lo demás.

Y, por último, los medios. Televisiones como Canal Sur y Antena 3 no han venido este año a los 101 Kilómetros, ni a Ronda Romántica, ni a la pasarela de Ágatha Ruiz de la Prada, con lo bien que nos habría venido aumentar la promoción de la ciudad después de los efectos de dos años de pandemia. Solo les interesamos cuando hay carnaza y desgracias. 

La Sexta, cuando informó de este asunto, volvió a situar Ronda en la provincia de Cádiz... No hace falta decir nada más. Otros medios como Efe, una agencia internacional de noticias, han publicado que hubo una persecución de la policía (sin aportar fuentes oficiales) y que los chavales se dieron a la fuga. En caso de ser así, esa información aporta poco más que ahondar en la herida de las familias, pero es que encima no fue eso lo que sucedió.

Y ya lo de las entrevistas por la calle buscando que la gente te diga algo negativo de los chicos como para justificar que lo que ha sucedido, ha pasado por algo, es el colmo. Aunque ahí más culpa tiene quien se pone delante de un micrófono para hablar de algo de lo que no tiene ni idea solo por los segundos de gloria viéndose a la hora de comer en una tele nacional.

Así funciona este gremio, con sus honrosas excepciones. Y dudo mucho que las cosas cambien y que, sobre todo los mass media (aunque aquí también tenemos a alguno que juega a lo mismo), se dediquen a informar con ética y poniéndose en el lugar del padre, la madre o el hermano que pierde a un ser querido. Con rigor y sin shows prefabricados e innecesarios. Y, sobre todo, sin hacer todavía más daño.