Alfaro se prepara para un intenso mes de noviembre

El colectivo ha organizado jornadas de puertas abiertas para celebrar el Día del Niño y el Día Mundial sin Alcohol
Nerea Torres y Manuel Pérez, psicóloga y presidente de Alfaro en Charry TV.
Nerea Torres y Manuel Pérez, psicóloga y presidente de Alfaro en Charry TV.

La Asociación de Alcohólicos y Familiares Rondeños, Alfaro, se prepara para un intenso mes de noviembre en el que tienen lugar dos efemérides muy señaladas para este colectivo: su ya tradicional Día del Niño y el Día Mundial sin Alcohol.

Mañana, sábado 8 de noviembre a las 17:00 horas, la sede de Alfaro acogerá la primera de estas celebraciones: el Día del Niño. Una jornada en la que invitan a las familias de los usuarios, además de niños y niñas de toda Ronda, a celebrar con actividades como juegos, photocall, taller de manualidades o una merienda. En esta ocasión, la sede de Alfaro se convertirá en una selva gracias a las decoraciones realizadas a mano por los usuarios del colectivo.

Usuarios de Alfaro realizando decoraciones para el Día del Niño.
Usuarios de Alfaro realizando decoraciones para el Día del Niño.

“Cuando en casa hay una adicción, no se actúa de manera normal. Quien tiene la adicción, tiene la enfermedad; pero la persona que tiene al lado desarrolla otra, que es la codependencia. El niño se cría en un ambiente poco sano. Cuando los padres quieren rehabilitarse y vienen a Alfaro, hay tardes que faltan en casa. El hecho de que vengan y vean que es un sitio normal… Los niños lo tienen como un colegio de sus papás”, asegura Nerea Torres, psicóloga de Alfaro.

La próxima semana, el sábado 15 de noviembre, tendrá lugar otra celebración, la del Día Mundial sin Alcohol. Aunque en Alfaro se tratan todo tipo de adicciones, el alcohol sigue siendo una de las sustancias más normalizadas por la sociedad.

Desde Alfaro, aseguran que es necesario concienciar sobre la enfermedad que es la adicción, al tiempo que resaltan la importancia de hacer este tipo de jornadas de puertas abiertas, para reducir los estigmas asociados, que hacen daño tanto a los propios adictos como a sus familiares.

“El inicio es muy duro, es una cosa que hay que vivirla, no es fácil. Nada es fácil en este mundo, pero después la satisfacción es muy grande. Ves el cambio de tu vida, lo estás notando. Es una alegría. Esto no se cura, hay que aprender a vivir con ello”, explica el presidente del colectivo, Manuel Pérez.

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