Después de 80 años en la esquina de calle Nueva, Calzados Garzón se trasladó hace a otro local de la calle Los Remedios, un par de puerta más abajo. Por motivos ajenos a la voluntad de los propietarios, el negocio ha comenzado una nueva etapa en estas amplias y modernas instalaciones, aunque mantiene la misma esencia familiar, con un trato cercano y productos de calidad. De hecho, esta zapatería es uno de los comercios más longevos de Ronda.
“Creo que sólo quedamos tres de este tipo: Viuda de Cipriano, Marcos Morilla y nosotros”, recuerda Elena Ruiz. Nos atiende entre abrazos y muestras de cariño de numerosos clientes que se han acercado hasta las nuevas instalaciones para desearles lo mejor en esta nueva etapa y para felicitarles por el cambio de imagen.
“Estamos nerviosos, tristes, con un poco de incertidumbre, pero a la vez muy contentos porque ya han venido familiares, amigos y clientes que tenemos de toda la comarca y de fuera a los que les ha encantado la nueva tienda. Son sentimientos encontrados…”, afirma Elena.
“Que amplio, qué luz, qué bien se ve todo”, le dice a Emilio una señora. El padre de Elena, de Merche y de Francis, ataviado con su gorra y su bastón mira con orgullo a su alrededor. “Pensándolo bien, hacía falta el cambio porque la otra tienda era muy pequeñita. Teníamos de todo, pero es verdad que se había quedado pequeña”, añade.
Él tenía 25 años cuando se hizo cargo de la zapatería, pero Calzados Garzón comenzó antes. “La tienda la fundó en marzo de 1944 mi tío, que era granadino y cuando se volvieran para Granada, se la ofreció a mi padre y ya hemos seguido nosotros”, explica Elena.
Si bien el cambio es impactante, la familia ha querido mantener algunos elementos que son importantes para ellos: el cuadro de la Virgen de las Angustias, el mostrador de madera de la antigua tienda y las letras de la fachada.
“Es que todo esto forma parte de nosotros y nos ha dado mucha suerte. Hemos aguantado varias crisis y una pandemia y aquí seguimos. Ojalá que sigan siendo muchos años más”, desea Elena.