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El Señor de la Escala y Nuestra Señora del Buen Amor procesionaron en un solo paso

Por primera vez pudimos ver en un solo trono a las dos imágenes sagradas. // María José García

El sol brilló en una tarde de Jueves Santo que fue testigo de la estación de penitencia del Ecce-Homo, en el regreso de Lola García como Hermana Mayor

María José García

El Jueves Santo, por primera vez, El Señor Ecce-Homo y Nuestra Señora del Buen Amor recorrieron las calles de Ronda en un solo trono, en una imagen cautivadora por lo excepcional, que estuvo precedida por El Cristo de la Buena Muerte, portado por caballeros del IV Tercio Alejandro Farnesio de La Legión. En total, 99 legionarios formaron parte del desfile procesional, del que fueron testigos miles de vecinos y visitantes que no quisieron perderse las coreografías y cánticos de los legionarios.

“La falta de horquilleros era un problema que veníamos arrastrando desde antes de la pandemia, ahora se ha agudizado. Cuando se celebró el Cabildo General Ordinario, se informó de la posibilidad de que las imágenes salieran en un solo trono, el del Ecce-Homo, ya se ha confirmado que lo vamos a hacer así”, sostenía la Hermana Mayor hace unas semanas. García cree que las hermandades atraviesan una crisis, que se evidencia por la falta de compromiso que ha comprometido a algunas hermandades de la ciudad, y que confía en que sea temporal.

Al margen de la estación de penitencia del Jueves Santo, García Albarracín, que tomaba posesión del cargo el pasado julio de 2021, se ha propuesto dar un impulso a la hermandad, incrementando en los últimos meses de manera notoria el número de hermanos, al tiempo que destaca la labor de los integrantes de su junta.

Alexis Ojeda, Secretario de Comunicación de la Hermandad del Ecce-Homo:

El Jueves Santo de 2019 la lluvia arreció sobre la ciudad de Ronda. Sin embargo, los truenos no desdibujaron la serenidad del rostro de nuestros sagrados titulares, que, bajo la luz de las velas, contemplaron como sus hijos llorábamos amargamente.

Unas inclemencias meteorológicas que impidieron realizar nuestra Estación de Penitencia. Entre sollozos, palmadas en las espalda y abrazos, nos consolamos con un “será el año que viene”. En ese momento, nadie nos dijo que nuestros anhelos, no sólo no se cumplirían, sino que otra tormenta, en forma de pandemia, nos mantendría alejados los unos de los otros, en una crisis sanitaria mundial, nunca antes vista.

Tras la ausencia de los que ya no están, tras las heridas que aún están por sanar, pero con la ilusión incombustible de una hermandad deseosa de trabajar, este 2022 llega un esperado Jueves Santo. Una cita con Ronda, los rondeños y su serranía, en la que están depositadas todas nuestras esperanzas. Es la Semana Santa del regreso, la de la vuelta, pero también la de los grandes retos.

Muchos cofrades se han alejado de sus corporaciones, un sin fin de agrupaciones musicales han dejado de existir -misión casi imposible ha sido conseguir una-, y en general, sigue habiendo miedo a los últimos estragos de una pandemia que aún no ha acabado. Son muchas las dificultades que nos encontramos tras dos años de parón, pero ahora más que nunca las cofradías necesitamos volver a resurgir. Las puertas de nuestra hermandad están abiertas en esta Cuaresma. Los repartos de túnicas y papeletas de sitio no cesan, al igual que la limpieza de enseres, sin olvidar la permanente labor social, volcados especialmente en la ayuda a Ucrania.

Será la Semana Santa de la dignidad, ésa en la que Nuestro Señor Ecce-Homo irá acompañado más que nunca del Buen Amor de su madre, ambos en un mismo trono, pero sin faltar, si Dios quiere, al encuentro con el Cristo de la Buena Muerte y con los miles de serranos que tanto tienen por rezarles.

Tomemos entre todos impulso, preservemos nuestras tradiciones y recuperemos la participación de los hermanos que se han perdido por el camino para seguir dando testimonio de fe. Porque ellos, nuestros titulares, nunca nos dan la espalda y prueba de ello, es el brillo de la mirada inocente de las decenas de niños que este año vivirán junto a nosotros, su primera Semana de Pasión. Ellos serán sin duda, la nueva generación.