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Rocío y su sobrina Suhayla, ejemplos de lucha contra el cáncer en tiempos de pandemia

Rocío y Suhayla al inicio del tratamiento // CharryTV

A la rondeña Rocío y a su sobrina Suhayla les detectaron un cáncer este pasado 2020 y lejos de hundirse, ambas han encontrado el mejor apoyo la una en la otra: “una niña es capaz de transmitirte la fuerza que los adultos no tenemos”

Paloma González

Hace casi un año, en febrero de 2020, Rocío, con 30 años, vivió uno de los momentos más felices de su vida al dar a luz a su hijo. Era una mamá feliz, estaba disfrutando de su pequeño cuando en un momento del período de lactancia se detectó un pequeño bulto. Tenía cáncer de mama.

La noticia fue tan dura para ella como para el resto de la familia. Pero ninguno de ellos sospechaba entonces que esta rondeña no iba a ser la única de la familia que iba a padecer una enfermedad cancerígena. A su sobrina, Suhayla, de sólo 7 años de edad, le detectaron este pasado mes de junio un rabdomiosarcoma embrionario, un tipo de cáncer infantil de los denominados “raros” que puede afectar a diferentes partes del cuerpo.

“Un día estaba jugando con el primo y me noté como una bolita en el oído”, nos cuenta la propia Suhayla. “Es un golpe para el que no estás preparado. Te quedas paralizada. Mi corazón latía muy rápido pero sin latir. Y te preguntas tantas veces: ¿por qué?”, explica su madre, Paloma.

Sin embargo, lo que comprensiblemente se podría haber convertido en una pesadilla para toda la familia, acabó normalizándose y aceptándose por parte de todos sus miembros gracias a la fortaleza y la alegría de la niña. “Cuando Suhayla supo que también tenía cáncer, lo único que pensó es que su tía ya no iba a estar sola”, asegura Paloma.

Y así lo confirma la propia Rocío, que se emociona al tratar de explicar la fuerza y el apoyo que ha recibido por parte de su sobrina: “El tenerla al lado ha sido súper importante porque te das cuenta como una niña es capaz de transmitirte toda la fuerza que los adultos no tenemos. Me decía: tita, soy igual que tú, mira se me ha caído el pelo como a ti… Son emociones que te llenan y te dan vida y energía. Aunque suene muy duro que lo estemos pasando juntas”.

Y con la misma fortaleza y entereza han afrontado también la pandemia. Tanto Rocío como Suhayla han seguido recibiendo sus respectivos tratamientos. Rocío ha podido desplazarse sin problemas durante todos estos meses hasta Madrid y la sobrina fue operada el pasado mes de junio.

“A Suhayla se lo detectaron en pleno desconfinamiento y el 15 de junio ya estaba operada. Ha sido todo muy rápido”, nos cuenta su madre. Eso sí, aunque la pequeña se encuentra en fase de mantenimiento, de momento no está asistiendo de manera presencial al colegio ya que su sistema inmune sigue siendo muy débil. Igual le ocurre a Rocío, que tiene muy restringida las salidas y las visitas de casa, aunque para ella lo peor de esta situación ha sido el tener que evitar los besos y los abrazos.

“Como paciente la situación ha sido catastrófica porque se necesitan muchos abrazos y hemos tenido que dejarlos a un lado. Si ya es difícil en sí la palabra cáncer, añádele ahora esto, cuando necesitas tantísimo cariño por parte de los familiares”, asegura Rocío.

De hecho, tía y sobrina sólo han podido verse en contadas ocasiones desde que comenzó la pandemia. Eso sí, tanto Rocío como Paloma reconocen que el avance de las tecnologías les ha ayudado muchísimo en estos tiempos tan complicados ya que han estado en contacto casi a diario a través de mensajes de texto y videollamadas.

El otro gran apoyo para ambas ha sido AYUCA, la asociación rondeña de ayuda a familiares y pacientes de cáncer. “AYUCA está siendo un gran apoyo. Todos los voluntarios son como una gran familia en la que nos sentimos acogidas y sabes que nunca vas a estar sola”, explica Rocío. Este pasado jueves, 4 de febrero, se celebraba el Día Mundial Contra el Cáncer, la fecha más importante para este colectivo que tanta ayuda ofrecen a los vecinos de Ronda y su Serranía. 

De momento, Rocío se encuentra en casa, con su marido y su hijo. Y Suhayla pasa las tardes entretenida con los deberes del colegio (matemáticas es una de sus asignaturas favoritas) y pintando cuadros. Pero tía y sobrina, aseguran que juntas, de la mano, van a seguir luchando por superar definitivamente la enfermedad para que cuando todo esto pase puedan darse ese beso y ese abrazo que tanto echan en falta.