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Áurea Pérez-Clotet, delegada del Colegio de Abogados: "Espero estar a la altura y no defraudar"

Áurea Pérez-Clotet en su despacho. // CharryTV

Los letrados José Carlos Romero y Elisa García, como secretario y tesorera, respectivamente, completan su equipo

Áurea Pérez-Clotet juró hace escasos días el cargo como delegada presidente de la Delegación en Ronda del Ilustre Colegio de Abogados de Málaga, un puesto que deberá ostentar durante cuatro años y en el que estará acompañada por los abogados Elisa García de la Vega, como tesorera, y José Carlos Romero, como secretario.

Este nombramiento viene avalado por el respaldo y la confianza de sus compañeros de profesión y de quien ocupaba anteriormente el puesto, Jorge García.

A pesar de su juventud, Pérez-Clotet ha demostrado durante su trayectoria su dedicación y respeto a la abogacía, cuestiones que la capacitan para esta nueva etapa profesional y para ser la primera mujer que ocupa el cargo de delegada.

Nos ha recibido en su despacho, en calle Ángel. Y tras una mesa llena de carpetas perfectamente ordenadas que da muestras de su forma de trabajar, nos ha contado cómo espera que se desarrolle esta etapa que afronta y su particular visión de la abogacía y la justicia.

P. ¿Cómo afronta el cargo?
R. Lo hago con mucho compromiso y mucha ilusión. Es un trabajo voluntario y no remunerado que trae consigo una carga de trabajo extra y sacrificios profesionales y personales, pero es importante participar y aportar algo al Colegio de Abogados. Lo hago también con mucho respeto, dado que quien me precede en el cargo, Jorge García, dejó el listón muy alto. 

P. ¿Ha formado un buen equipo?
R. Por supuesto. Cuando una se postula para un cargo así es importante contar con un buen equipo, porque va a ser tu mano derecha. Debe existir buena sintonía, pero también se debe contar con grandes profesionales.

P. ¿Jurar este cargo era un objetivo en su carrera?
R. Nunca. La primera vez que accedí a esto fue cuando Jorge García me planteó ser tesorera. Igualmente, pensé que él seguiría al frente del cargo. Cuando se me propuso le di muchas vueltas, porque añade muchas responsabilidades. Además de representar a mis compañeros, voy a ser su voz. Asimismo, somos el primer escalón y los que tomamos el pulso de la ciudadanía.

P. ¿Cuándo comenzó su vocación por la abogacía?
R. Creo que desde siempre. Me gusta argumentar y siempre me interesó el debate. Es cierto que elegí Derecho por las salidas profesionales, pero desde el principio descarté otra salida que no fuese la abogacía. Es un ámbito duro y creo que es totalmente vocacional.

P. ¿Es una profesión dura?
R. Mucho. A nadie le dicen de manera real cómo se empieza a ejercer. Cuando terminé la carrera me fui a Madrid e hice un Máster de Práctica en el Ejercicio de la Abogacía. Te explicaban muchas cosas, pero no la dureza que tiene la profesión. No hay seguridad económica, tiene unos horarios prácticamente imposibles y exige dedicación absoluta y plena, especialmente al principio.

P. ¿Qué papel juega la confianza en su profesión?
R. La confianza es la base de toda relación entre el abogado y el cliente desde la primera consulta. Hay que ser muy honesto con el cliente. A veces las personas que llegan al despacho quieren que les digas lo que ellos quieren escuchar, pero hay que hacerles ver la realidad y no prometer cosas que posiblemente no sucedan. Hay que explicarles bien los riesgos y el cliente debe entenderlos.

P. ¿Qué es un caso duro?
R. Hay muchos casos duros, pero los que están vinculados con la violencia doméstica son los que más duelen. Especialmente aquellos casos en los que hay una agresión de hijos a padres. Cuando un progenitor se decide a denunciar es porque ya está desesperado y no encuentra otro sitio donde agarrarse. En este tipo de situaciones los abogados, tanto el que acusa como el que defiende, tiende a ayudar e intentar reconducir a los hijos.

P. ¿Se puede desconectar del trabajo?
R. Hay que aprender a parar. Tener el móvil al lado 24 horas es habitual por responsabilidad, pero te tienes que poner tus propios límites. 

P. ¿Qué valoración hace de la justicia en España?
R. Creo que hay muchas lagunas que permiten colar los problemas que están ocurriendo. La Ley tiene unas horquillas y unos baremos, lo que la ciudadanía ve cómo muy grave puede ser que procesalmente no lo sea. Es complicado explicar a un ciudadano porqué se ha llegado a determinadas soluciones. Por otra parte, creo que la justicia es lenta y los abogados lo sufrimos desde el minuto uno. Es cierto que los juzgados de Ronda, con sus cosas a mejorar, no funcionan mal, pero hay otros que realmente no van. Creo que el problema está en la dotación de medios y en la conexión entre juzgados. 

P. ¿Qué realidad encontramos en Ronda en este ámbito?
R. Ronda es una ciudad tranquila. Los juzgados llevan mucha carga de trabajo porque también acogen los casos de los pueblos de la Serranía, pero son solventes. Como problema endémico en Ronda está el hecho de que esta ciudad sea primer destino para los jueces y se quedan poco tiempo. Esto ralentiza el desarrollo de los casos. Otro problema es el de la Fiscalía, es insuficiente, porque no hay un fiscal diario.

P. Finalmente ¿Cómo espera que sean estos cuatro años al frente del cargo?
R. Espero tranquilidad, que no haya conflictos que supongan graves problemas. Espero poder imprimir un poco de mí y del sello de mis compañeros. Hacerlo bien, continuar con la línea de Jorge García y no defraudarlo ni a él ni a los demás. Espero estar a la altura.